TÍTULO

Blog del eBook El Maestro de la Realidad

viernes, 13 de julio de 2018

EL LAMENTO NO VIENE A CUENTO



Si permaneces dentro de una relación que te afecta, esto se debe a que tienes algún tipo de interés, acéptalo y deja de dramatizar o quejarte cuando las cosas salen mal. Lo que haces normalmente no lo haces desde el corazón, sino desde la necesidad. El preguntarte en donde se encuentra tu beneficio te permite hacerte consciente de tu verdadera motivación.

Lo que te afecta no tiene que ver con lo que te hace el otro, sino con lo que tú dejaste de hacer por ti. Eres un ser que se mueve desde la conveniencia, así que no te pido que Ames a otro, sino el que aceptes que no te Amas, pues el Amor real no alberga expectativas, no se inventa ficciones, ni pide garantías porque no las necesitas.

Cuando dices o crees hacer cosas desde el corazón, cuando pides lealtad, fidelidad u honestidad, todo esto son meras construcciones mentales que sirven para encubrir al ser manipulador que vive en ti. La mentira queda al descubierto en cuando te molesta que alguien te falle, es decir, en cuando alguien no se encuentra a la altura de tus expectativas. Sueles argumentar que las cosas las haces por amor, desde el corazón, pero esto no es cierto, al momento que te otorgas el derecho de enojarte, culpar, dramatizar o victimizarte.

Te dices cosas como “me engañaste”, te lo di todo y me fallaste, quebraste mi confianza, etc. - Toda esta telenovela que te montas es parte de la estructura de un Amor altamente condicionado, algo que no es amor, pero que te regodeas haciéndolo pasar como tal (todo lo hice por ti, por tu bien, porque te quiero mucho)

Entendamos que no te pido a que te obligues a hacer algo que no te nace, con lo que no estás de acuerdo o a quedarte en donde no te gusta, solo te invito a que ASUMAS TU RESPONSABILIDAD EMOCIONAL y DEJES DE QUEJARTE. Nadie te hace, tú te haces... acepta que eres un gran manipulador, y que lo que haces encubre el objetivo de servirte a ti mismo bajo el barniz de un Pseudo-Amor.

Es más sano y conveniente para todos el aceptar que no amamos, que el vivir en la ficción o la necesidad por demostrar que si lo hacemos. Nuestra tendencia natural es la conveniencia no la incondicionalidad... Es por esto que un gran maestro al entender nuestra mentalidad, nos dejó la regla de oro: “No hagas a otros lo que no deseas para ti.”... Hablamos de conveniencia, no de incondicionalidad... en otros pasajes el mismo maestro hace referencia al verdadero amor cuando se le pregunta cuántas veces hay que perdonar a otro... setenta veces siete, o sea siempre. ¿Y por qué?... si preguntas el porqué, se debe a que no estás listo para poderlo entender, así que lo mejor sería que no lo hagas y sigas con tu vida solo sin culpar a los demás por tu infelicidad. (Esto ya refleja en sí mismo un mayor grado de madurez y evolución) .

Por Ari Shemoth

miércoles, 11 de julio de 2018

SE LLAMA CALMA...


Se llama calma y me costó muchas tormentas.
Se llama calma y cuando desaparece.... salgo otra vez a su búsqueda.
Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar.
Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar.
Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría.
Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar.
Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar.
Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar.
Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañía o el ruido del mar.
Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad.
Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar.
Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…

~ Dalai Lama

lunes, 25 de junio de 2018

LA SOLEDAD Y EL MITO DE SENTIRSE MAL


“La soledad no es estar solo, es estar vacío” (Séneca)

Una manera inconsciente pero muy popular de desvalorizarnos es considerar que es lógico sentirnos mal si estamos solos.

Tenemos un programa interno llamado ego que al operar como un juez nos aísla de nuestra identidad amorosa. Su función es mantener viva una culpa subconsciente asociada a un drama pasado cualquiera que éste sea.

Debido a que dicho programa se hace pasar por nosotros, es menester bloquearlo y tratarnos a nosotros mismos como a una persona más a la cual amamos. En vez de pensar “estoy solo”, puedo sentir “me encanta estar conmigo”; de esta manera, no te excluyes a ti mismo y te valoras. La sensación de soledad o aburrimiento es una estrategia fundamental programada para propiciar todo tipo de dependencias y, por lo tanto, ratificar una esclavitud fabricada.

La causa de esto es el miedo de mirar nuestra mente, su efecto es social. Nos definimos según un resentimiento pasado, una historia de vida o drama; si no pudimos soltarlo, proyectamos con la mirada esas causas en los demás.

Si nos aquietamos y nos volcamos al silencio meditativo, notaremos que nos insultamos por medio de juicios temerarios y sensaciones de incomodidad; luego queremos tapar esto que encontramos, y la mejor manera es salir corriendo para hacer algo con alguien.

El mito de la pareja para erradicar la sensación de soledad y la desvalorización interna es el principal lío en que nos metemos. El deleite preferido del ego es evitar el dolor y seducir a otro para que se quede con nosotros. La pareja trae problemas porque nos refleja lo que no hicimos con nosotros y que nos encantaría que otro hiciera. El hombre que se aburre consigo mismo siempre atraerá a una mujer que siente lo mismo de ella, y entre los dos tratarán de paliar lo que sienten de sí mismos. El resultado será evidente. Ni estando con la persona más feliz del mundo me volvería yo feliz si dependo del otro para sentir mi vida. En verdad, siempre hablamos de otras personas con el único propósito de proyectar el sistema de culpa inconsciente. Aun así la responsabilidad siempre significará en lo más profundo que ya nos dimos cuenta que todo sucede en nuestra mente. Esta es la  llave. La práctica meditativa para encontrarnos a nosotros mismos es anterior al casamiento. Integrarnos mentalmente es la base de todas nuestras expresiones externas incluida la pareja.

Puede ser que una mujer esté cansada de vivir con hombres, pero también se siente muy frustrada cuando se encuentra a solas con ella misma en intimidad. Su parte masculina, valiente, fuerte y protectora está dormida. Como hombres no podemos vivir sin una mujer, no sabemos convivir con nosotros mismos. A veces nos decimos: “No puedes vivir con ella, no puedes vivir sin ella”. La parte femenina interna en el hombre, suave, comprensiva y dulce, está dormida.

Si el ser humano no se integra por dentro a través de la observación diaria de su mente, de la meditación profunda y del perdón a sí mismo, no encontrará saciedad final en su polaridad exterior, sea hombre o mujer.

Cuando la integración de la polaridad interna está consolidada, la relación con la polaridad externa produce placer; sentirás que con esa mujer o ese hombre tocas el cielo, pero también con ese árbol, en la calle, a solas y en cualquier momento y situación. La liberación estriba en que no vemos a nuestra pareja desde la necesidad interior. Al liberarnos del pasado no anhelamos ningún futuro y el presente se vuelve tal como su término lo expresa: un regalo. La persona que nos acompaña ahora pasa a ser un lujo en nuestras vidas, alguien a quien realmente disfrutamos desde nuestra sanidad interior. Pero mientras experimentes a la pareja como una necesidad sin la cual no te sientes cómodo y completo, vivirás todo tipo de resentimientos confusos que en realidad únicamente surgen de tu mente. Por lo tanto, no existen los problemas de pareja, sino que más bien son derivaciones de nuestras dependencias mentales no sanadas.
No eres feliz con tu pareja porque no eres una persona feliz.

Desde la esclavitud interior no observada, exigimos a los demás, seducimos, atacamos, nos defendemos ferozmente, insultamos, menospreciamos, degradamos a otros y culpamos, comparamos, anhelamos, nos desvalorizamos, nos volvemos estrategas de una astucia inservible y cansina. La infelicidad tiene sus obvias raíces. Lo que piensas que depositas en el afuera desemboca ineludiblemente en ti. La vuelta social que la mente inventó para depositar culpas afuera tiene sus profundas raíces en el pensamiento no observado. La desembocadura de todo pensamiento es de inmediato la mente que lo genera. Se puede decir que una persona está realmente sana cuando puede permanecer dichosa estando a solas por varios meses, en intimidad con ella misma, o con otra persona, sin culparlo ni culparse por lo que siente.

Sentirse bien con uno mismo es sentirse bien con la vida, es felicidad sin dependencias.

Las relaciones nunca suplantan la relación con uno mismo y puede ser que lo que buscamos en pareja es lo que no hacemos internamente por nosotros. Desde el punto de vista cuántico y no dual de conciencia, no hay nadie allí afuera, únicamente “otro” idéntico, neutro, inocente, pero revestido de todos mis prejuicios producto de la condensación de mis miedos.


Fuente: elciudadanoweb

Lo + LEÍDO