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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

martes, 27 de febrero de 2018

MUERTA ESTÁ EL ALMA QUE DORMITA



EL SALMO DE LA VIDA
No me digas lamentándote,
¡la vida no es más que un sueño vano!
Puesto que muerta está el alma que dormita
y las cosas no son lo que parecen.
¡La vida es real! ¡La vida es grave!
Y la tumba no es su meta.
Polvo eres y en polvo te convertirás,
no se refería al alma.
Ni el goce, ni el pesar
son a la postre nuestro destino;
es actuar para que cada amanecer
nos lleve más lejos que hoy.
El tiempo es breve y el arte es largo
y nuestros corazones, aunque bravos y valerosos,
todavía, al igual que tambores sordos,
tocan marchas fúnebres hacia la sepultura.
En el extenso campo de batalla de este mundo,
en el campamento de la vida,
¡no seas como buey mudo aguijado!
¡sino héroe en el conflicto!
¡Desconfía del futuro por agradable que sea!
Deja que el pasado muerto entierre a sus muertos.
¡Actúa, actúa en el vivo presente
el corazón firme y Dios guiándote!
Las vidas de los grandes hombres nos recuerdan
que podemos sublimar las nuestras,
I / 1 )
y al partir tras de sí dejan
sus huellas en las arenas del tiempo.
Huellas por las que quizás otro que navegue
por el solemne océano de la vida,
un hermano náufrago desolado,
al verlas, vuelva a recobrar la esperanza.
En pie y manos a la obra,
con ánimo para afrontar cualquier destino.
Logrando y persistiendo,
aprendiendo así a trabajar y a esperar.

Henry Wadsworth LONGFELLOW
(1807-1882)

«Muerta está el alma que dormita». Deja que tu alma cobre vida y experimente la vida a través de tu existencia física. Puedes empezar leyendo este popular poema cada día y permitir que la grandeza de su autor inspire tu entusiasmo. Luego prueba algunas de estas sugerencias prácticas:

• Cada vez que inicies una actividad, como caminar por la playa o ir a un partido de fútbol, hazlo como si fuera la primera y la última vez que vas a tener esta experiencia. Esto te dará una perspectiva renovada y te proporcionará entusiasmo en todo lo que estás haciendo. Tengo ocho hijos y me sería imposible enumerar la cantidad de espectáculos, conciertos, audiciones, recitales, partidos de fútbol, de baloncesto, de béisbol, entrenamientos y desempates a los que he asistido. Practico esta sugerencia cada vez que voy. Imagino que es la primera vez que lo hago, o bien la última, y eso hace que mi entusiasmo se reavive considerablemente.

• Cambia tu actitud respecto al modo de definirte como persona. En vez de decir: «Soy una persona poco expresiva», piensa: «Voy a dejar que se manifieste mi entusiasmo por la vida». Siempre puedes elegir entre dejar que tu alma dormite o que disfrute en este cuerpo a través de ti.

• Corrige tu inclinación a no ser participativo en la vida. Permanecer al margen mientras los demás participan de la acción está bien, pero cuando dejes que tu entusiasmo por la vida triunfe, sabrás lo que Longfellow quería decir cuando te recordaba que te pusieras en pie y actuaras.

• Otro de los grandes poemas de Longfellow habla del paseo de Paul Reveré y empieza con las famosas líneas: «Escuchad, hijos míos, y oiréis...». Léelo entero y siente la emoción de ese momento épico y cómo el autor se entusiasma al explicar la historia. Aún apesadumbrado por la muerte de su esposa, este hombre pudo ponerse en pie y actuar «con ánimo para afrontar cualquier destino».

domingo, 25 de febrero de 2018

ALGUNOS COMPORTAMIENTOS QUE NOS ALEJAN DE LA PAZ


Cuando carezca de paz, recuerde que es su ego, la falsa idea de sí mismo, el responsable. He aquí algunos de los comportamientos más comunes y aceptados que contribuyen a la ausencia de paz.

• Enfrentamientos y discusiones. Nada provocará con mayor rapidez una sensación de agitación que el que usted participe en una pelea o discusión. Siempre tiene una alternativa. ¡Siempre! Discutir o no discutir. Enfrentarse o no enfrentarse.

Cuando opta por la discusión o el enfrentamiento, está permitiendo que su ego relegue a su yo espiritual. He ahí a su ego hablándole: «Tú eres un ser distinto de tu cónyuge/ese dependiente/esos burócratas. Necesitas demostrarles lo especial que eres y que no pueden imponerte las cosas. Diles lo que piensas y no les escuches».

En la raíz de este punto de vista de la vida está la siempre presente necesidad de tener razón. Cuando uno no lo necesita, ya no hay lugar para la agitación.

• Competiciones y comparaciones. Cuando se compara con otros como forma de medir su actuación, está a merced de su falso yo. Ha aceptado la errónea idea de que Dios tiene favoritos, y que usted será mejor cuando esté por delante de alguna otra persona.

El ego le dicta mensajes que probablemente le han enseñado a creer que son importantes para su éxito en la vida. El ego le dice: «Si él/ella puede, tú también puedes. Tú eres mucho más inteligente/guapo/fuerte/ más espiritual que él/ella. Tienes que hacer valer tu superioridad y demostrarle la verdad. Eres el mejor. Ahora sal ahí afuera y demuéstraselo a todos. Tienes que comprarte algo que ellos no puedan permitirse, para demostrar el éxito que tienes».

Este diálogo interior, originado en el ego, garantiza que esa paz y armonía interiores no se encontrarán a su alcance.

• Persecución y lucha. Las escenas cinematográficas de persecución tienen eco en una parte de nosotros. Cuanto más intensa es la persecución, más éxito tiene la película. Escaleras arriba, en lo alto de barrancos; coches, aviones, trenes; armas de fuego, aparatos robóticos, violencia y escenas de choques; por encima de cercas y a través de bosques, ... siempre vamos hacia el ego. Éstas son también las escenas de su vida interior cuando el ego está al mando. Esa carrera tras un éxito y tras otro, le demuestra que usted es mejor que todos esos haraganes que están esperando algo a cambio de nada.

Vaya tras los ornatos del éxito y los símbolos del mérito por luchar y su recompensa serán más oropeles, una búsqueda sinfín de ornatos y un vacío interior allí donde podría residir la paz.

Así funciona su falso yo, así le habla: «Eres especial. La forma de demostrarlo es acumulando éxitos. Eres diferente de todos los demás.

Ahora demuéstralo obteniendo ese ascenso, no tengas en cuenta tus sentimientos. Tienes que sentirte ofendido cuando alguien te supera.

¿Quieres que la gente piense que es mejor que tú? Persigue esos incentivos. Cuando los hayas obtenido, serás el mejor. Recuerda, si no sabes adonde vas, ¿cómo lo sabrás cuando hayas llegado?».

Al ego le encanta verle luchar. No quiere verle satisfecho, que esté en paz y conozca a Dios en su interior. En ese caso podría no necesitar al ego, así que él le azuza para que olvide esas zarandajas y continúe luchando. El ego le dice que no cese de correr, que hay un ataúd esperándole para cuando acabe la carrera.

• Preocupaciones. Cuantas más preocupaciones aflijan su mundo interior, menos tiempo tendrá para gozar de la paz. La preocupación es la ausencia de paz, y al ego le resulta extraordinariamente fácil eliminar la paz mediante las preocupaciones.

El ego está programado para sembrar preocupaciones, de ahí que le diga: «Deberías preocuparte. Hay muchísimas cosas por las que preocuparse.

Podrías enfermar. Uno de tus seres queridos podría sufrir un accidente. Tú podrías perder el empleo. Podrías divorciarte. Podrías arruinarte. Podría caérsete el pelo. Podrían hacerte una inspección de Hacienda».

El ego se crece con estos pensamientos, es feliz cuando usted utiliza toda su energía en preocuparse, sin dejar lugar para esa zarandaja de la paz.

• Decir «¡Fíjese en mí!». Todo el tiempo que dedica a repetir de una forma u otra esta frase, es tiempo que pasa apartado de la paz y la armonía. La necesidad de que se fijen en ellas y les den aprobación es un trabajo casi de. jornada completa para algunas personas.

El ego utiliza de forma eficaz esta táctica para relegar al yo espiritual, se sirve de frases como las siguientes: «Si no se fijan en ti, es que hay algo malo en tu persona. Eso demuestra que eres inferior. Pregúntales a los demás si piensan que eres especial. Si no reconocen que lo eres, haz algo para atraer su atención. Tienen que fijarse en ti, y lo harán si dedicas una gran cantidad de tu energía vital a asegurarte su aprobación. Implórala, róbala, llora si no la obtienes, siéntete inseguro y ansioso si te la niegan».

Cuando necesite que se fijen en usted y le aprueben, le embargará la agitación y ansiedad. La armonía no puede convivir con los actos que dicta el ego.

• Imponerse fechas límite y aceptar presiones. Cuando siente las presiones que usted mismo ha aceptado, renuncia a su potencial de paz y permite que su ego tiranice a su yo espiritual. Este es el constante trabajo de su falso yo para impedirle conocer su amorosa esencia divina.

Lo hace con las siguientes frases: «Tienes que demostrar quién eres, no sólo haciéndolo mejor que todo el mundo sino también haciéndolo más rápido y sin tacha. Ponte multitud de fechas límite. Acepta esas presiones por alto que sea el coste. Cuanto más se aproxime la fecha límite, más ansiedad deberías sentir. Es bueno. Mantendrá tu atención centrada donde corresponde: en tus éxitos, en tu calidad de especial y aislado, en lugar de en esa tontería de la serenidad. La serenidad es para los perdedores. Tienes algo que demostrar y tienes que hacerlo ahora».

El ego es un maestro en la tarea de convencerle de que necesita sumirse en el trabajo, hacer mucho y conseguir mucho dinero.

• Acumulación y adquisición. Cuanto más tiene, más especial es us ted, según el ego. Cuanto más especial es usted, más se confirma que es alguien que no tiene nada que ver con todos los otros que tienen menos.

No hallará paz midiendo su valor según sus adquisiciones. Por lo tanto, el ego le convence de que no es paz lo que necesita. El ego quiere hacerle creer que las cosas son más importantes. Le dice: «Acumula tantas posesiones como puedas, y siéntete apegado a ellas. Tendrás una sensación de orgullo y logro cuando des lustre a esos trofeos y acaricies a todas esas cosas de tu valiosa colección. ¿De qué otra forma sabrás que has tenido éxito si no posees algo tangible que lo demuestre? Ahora sal ahí afuera y consume, colecciona, adquiere y acumula tanto como puedas. Ésas son las verdaderas pruebas de que eres especial».

• Parlotear con uno mismo, «Olvídate de todo eso de la meditación. Sólo te pondrá en la peligrosa situación de verte seducido por malos espíritus que constituyen la esencia de tu personalidad. Mantén la mente ocupada. Piensa en tantas cosas como puedas. Haz que esos pensamien tos no cesen, aunque el anterior no tenga relación con el siguiente.»

Este es el mensaje del ego, mantener su mente charlando durante todo el día, perturbando incluso su sueño. Cuanto más charle su mente y se mantenga ocupada, menos lugar habrá para la paz y la armonía.

Una vez más, esto es obra del falso yo.

El falso yo está ocupado en convencerle de que usted es algo que no es. Para mantener esta ilusión, no quiere que conozca nada que se parezca al silencio y la paz interiores. El ego le empuja de modo constante hacia el ruido y las interrupciones, con la esperanza de evitar que conozca su yo espiritual, que crece en la armonía y el silencio.

• Regocijarse con los problemas de los demás. Cuando usted encuentra alguna felicidad en los sufrimientos ajenos, incluidos los que padecen aquellos a los que consideramos enemigos, el ego ha hecho presa en usted. Quiere que piense en usted como en alguien sin conexión con los demás. Cuando otros tienen problemas, el ego dispone de una oportunidad para cimentar esas creencias.

Toda chàchara, parloteo, chismorreo que entretienen a la gente son obra del ego. Ocuparse de las desdichas de otros demuestra que usted no quiere ayudarles sino sentir placer o diversión ante sus dificultades y humillaciones.

Su ego le dice: «Esas personas se merecen lo que tienen. No son tus amigas. Obviamente son malas porque no están de tu lado».

Su ego alimenta la idea de su aislamiento. Ocuparse de los chismorreos, creer que los malos están recibiendo su merecido, y el horror de la vida diaria recogido por los medios de comunicación como si fuera un entretenimiento... Todo ello confirma que usted está solo en el mundo.

Éstas son algunas de las creencias, actitudes y conductas cotidianas más típicas que alimenta el ego para evitar la paz. Si encuentra dichos elementos en su vida, es muy probable que advierta que este tipo de comportamiento se manifiesta también en lo físico.

Si es consciente de que cada pensamiento tiene una contrapartida física, puede ver que estos hijos del ego se materializan en su cuerpo. La presencia de este constante estado de tensión derivado de demostrar quién es, ir a la carrera, parlotear con uno mismo, preocuparse, perseguir, adquirir y competir, produce los mismos resultados en su cuerpo.

La tensión concomitante que aparece con todos estos pensamientos engendrados por el ego genera tensión en el cuerpo.

Presión sanguínea alta, úlcera, trastornos cutáneos, jaqueca, dolor de espalda e incluso enfermedades graves como el cáncer, la apoplejía y los trastornos hepáticos son los dividendos que produce el dominio del ego. Estos trastornos se manifiestan porque usted permite al ego crear agitación para evitar la paz que se encuentra en su interior. Saber que así funciona el ego debería ayudarle a dominarlo y conocer su yo espiritual.

Extraído del libro Tus Zonas sagradas, de W.Dyer

martes, 20 de febrero de 2018

UN MUNDO SIN SIGNIFICADO ENGENDRA TEMOR



La idea de hoy es realmente una variación de la anterior, excepto que es más específica en cuanto a la emoción suscitada. De hecho, un mundo sin significado es imposible. Lo que no tiene significado no existe. Sin embargo, de eso no se deduce que tú no puedas pensar que percibes algo que no tiene significado. Por el contrario, eres especialmente propenso a pensar que sí lo percibes.

El reconocimiento de esa falta de significado produce una aguda ansiedad en todos los que se perciben como separados. Representa una situación en la que Dios y el ego se "desafían" entre sí con respecto a qué significado ha de escribirse en el espacio vacío provisto por dicha falta. El ego se abalana frenéticamente para establecer allí sus propias ideas, temeroso de que, de otro modo, el vacío pueda ser utilizado para demostrar su propia impotencia e irrealidad. Y solamente en esto está en lo cierto.

Es esencial, por lo tanto, que aprendas a reconocer lo que no tiene significado y a aceptarlo sin temor. Si tienes miedo, no podrás por menos que dotar al mundo con atributos que no posee, y abarrotarlo con imágenes que no existen. Para el ego, las ilusiones son dispositivos de seguridad, como deben serlo también para ti que te equiparas con él.

Repite la idea de hoy para tus adentros con los ojos cerrados. Luego abre los ojos y mira lentamente a tu alrededor mientras dices:

Estoy contemplando un mundo que no tiene significado.

Repite esta afirmación para tus adentros mientras miras a tu alrededor. Luego cierra los ojos y concluye con:

Un mundo que no tiene significado engendra temor porque creo que estoy compitiendo con Dios.

Tal vez te resulte difícil evitar resistirte, en una forma u otra, a esta última afirmación. Sea cual fuere la forma en que se manifieste dicha resistencia, recuérdate a ti mismo que en realidad tienes miedo de esa clase de pensamiento debido a la "venganza" del "enemigo”. No se espera que a estas alturas creas esta afirmación, y probablemente la descartarás por considerarla absurda. Observa cuidadosamente, no obstante, cualquier señal de temor patente o encubierto que dicha afirmación pueda suscitar.

Ésta es la primera vez que intentamos exponer una relación explícita de causa y efecto de una clase  que aún eres muy inexperto en reconocer. No te enfrasques en esa última afirmación, y no trates ni siquiera de pensar en ella, excepto durante las sesiones de práctica. Eso es suficiente por ahora.

domingo, 18 de febrero de 2018

LA QUÍMICA Y LA ALQUIMIA EN LAS RELACIONES



"Le preguntaron al Maestro cuál era la diferencia entre la química y la alquimia en las relaciones de pareja y contesto estas hermosas y sabias palabras:

- Las personas que buscan "Química" son científicos del amor,
es decir, están acostumbrados a la acción y a la reacción.
Las personas que encuentran la "Alquimia" son artistas del amor,
crean constantemente nuevas formas de amar.

Los Químicos aman por necesidad.
Los Alquimistas por elección.

La Química muere con el tiempo,
La Alquimia nace a través del tiempo...

La Química ama el envase.
La Alquimia disfruta del contenido.

La Química sucede.
La Alquimia se construye.

Todos buscan Química,
solo algunos encuentran la Alquimia.

La Química atrae y distrae a machistas y a feministas.
La Alquimia integra el principio masculino y femenino,
por eso se transforma en una relación de individuos libres
y con alas propias, y no en una atracción que está sujeta
a los caprichos del ego.

En conclusión, dijo el Maestro mirando a sus alumnos:

La Alquimia reúne lo que la Química separa.
La Alquimia es el matrimonio real, la Química el divorcio
que vemos todos los días en la mayoría de las parejas.

"Comencemos a construir relaciones conscientes,
pues la química siempre nos hará envejecer el cuerpo,
mientras la alquimia siempre nos acariciará desde adentro".....

sábado, 17 de febrero de 2018

EL PERDÓN ES LA LLAVE...



He aquí la respuesta a tu búsqueda de paz. He aquí lo que le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. He aquí la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte en cada recodo del camino y socavar todas tus esperanzas de poder hallar alguna vez paz y tranquilidad. Con esta idea todas tus preguntas quedan contestadas; con esta idea queda asegurado de una vez por todas el fin de la incertidumbre.

La mente que no perdona vive atemorizada, y no le da margen al amor para ser lo que es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse por encima de la confusión del mundo. La mente que no perdona está triste, sin esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del dolor. Sufre y mora en la aflicción, merodeando en las tinieblas sin poder ver nada, convencida, no obstante, de que el peligro la acecha allí.

La mente que no perdona vive atormentada por la duda, confundida con respecto a sí misma, así como con respecto a todo lo que ve, atemorizada y airada. La mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir adelante como de quedarse donde está, de despertar como de irse a dormir. Tiene miedo también de cada sonido que oye, pero todavía más del silencio; la oscuridad la aterra, mas la proximidad de la luz la aterra todavía más. ¿Qué puede percibir la mente que no perdona sino su propia condenación? ¿Qué puede contemplar sino la prueba de que todos sus pecados son reales?

La mente que no perdona no ve errores, sino pecados. Contempla el mundo con ojos invidentes y da alaridos al ver sus propias proyecciones alzarse para arremeter contra la miserable parodia que es su vida. Desea vivir, sin embargo, anhela estar muerta. Desea el perdón, sin embargo, ha perdido toda esperanza. Desea escapar, sin embargo, no puede ni siquiera concebirlo, pues ve pecado por doquier.

La mente que no perdona vive desesperada, sin la menor esperanza de que el futuro pueda ofrecerle nada que no sea desesperación. Ve sus juicios con respecto al mundo, no obstante, como algo irreversible, sin darse cuenta de que se ha condenado a sí misma a esta desesperación. No cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son acertados. No pregunta, pues cree saber. No cuestiona, convencida de que tiene razón.

El perdón es algo que se adquiere. No es algo inherente a la mente, la cual no puede pecar. Del mismo modo en que el pecado es una idea que te enseñaste a ti mismo, así el perdón es algo que tiene que aprender, no de ti mismo, sino del Maestro que representa tu otro Ser. A través de Él aprendes a perdonar al ser que crees haber hecho, y dejas que desaparezca. Así es como le devuelves tu mente en su totalidad a Aquel que es tu Ser y que jamás puede pecar.

Cada mente que no perdona te brinda una oportunidad más de enseñarle a la tuya cómo perdonarse a sí misma. Cada una de ellas está esperando a liberarse del infierno a través de ti, y se dirige a ti implorando el Cielo aquí y ahora. No tiene esperanzas, pero tú te conviertes en su esperanza. Y al convertirte en su esperanza, te vuelves la tuya propia. La mente que no perdona tiene que aprender, mediante tu perdón, que se ha salvado del infierno. Y a medida que enseñes salvación, aprenderás lo que es. Sin embargo, todo cuanto enseñes y todo cuanto aprendas no procederá de ti, sino del Maestro que se te dio para que te mostrase el camino.

Nuestra práctica de hoy consiste en aprender a perdonar. Si estás dispuesto, hoy puedes aprender a aceptar la llave de la felicidad y a usarla en beneficio propio.

UCDM

miércoles, 14 de febrero de 2018

¿CUÁL ES SU PROPÓSITO EN LA VIDA?





Nada está perdido si se tiene el coraje de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo [Julio Cortázar]

En realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros. Que dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente [Victor Frankl]

No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país [Kennedy]

En la película El cambio. De la ambición al significado, que es una conmovedora fuente de inspiración, Wayne Dyer reflexiona sobre el viaje espiritual que la mayoría de las personas realizan en el ecuador de su existencia, cuando buscamos un propósito que dote de sentido a nuestra vida.

Dyer afirma que en la primera parte de la vida, en el amanecer, seguimos el camino del ego: el de la ambición, la competición y el esfuerzo. También que en el atardecer de la vida efectuamos un cambio de valores que nos lleva a comportarnos desde la parte más auténtica de nuestro ser y a actuar en sintonía con esa energía de la que todos formamos parte. Por eso el subtítulo: De la ambición al significado. Dyer, creo que acertadamente, asegura que en último término esto es algo que todos vamos a entender antes o después. Aunque sea un instante antes de morir. Emocionante, lúcido y acertado.

En este punto son muchos los que se preguntan ¿Y cómo sé cuál es mi propósito en la vida?

Hacia el final de la película El cambio, hay una momento en el que Dyer afirma “No tienes que preguntarte cuál es tu propósito. Siempre lo encontrarás ayudando a los demás. […] Tocar la vida de alguien vale más que cualquier fortuna. […] No importa a qué te dediques […] lo que importa es que pongas tu atención en cómo servir a los otros. […] Puedes dirigir un negocio, despegándote del resultado y centrándose en dar servicio. La vida se convierte en vivir estas tres virtudes: ¿Cómo puedo ayudar, ser amable y sentir veneración?”

En este misma línea, Deepak Chopra divulgó con éxito el concepto de dharma en su libro Las siete leyes espirituales del éxito. Dharma significa “propósito en la vida” y es un concepto que afirma que cada uno tiene un propósito en la vida y un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando se combina éste con el servicio a los demás, experimentaremos felicidad, que es la última de todas las metas.

Cada semana me encuentro con personas que no saben cuál es su misión en la vida. Si ese es su caso, quizá alguna de las siguientes preguntas le faciliten ese proceso de descubrimiento de su propósito en la vida:

1- Cuando era niño o adolescente [antes de que probablemente se le llenara la cabeza de ruido sobre lo que hay que hacer y no hay que hacer en la vida]: ¿Cómo se imaginaba a usted mismo de mayor? ¿Tenía algún sueño? ¿Qué decía iba a ser de mayor?

2- ¿Hay algo en lo que sea especialmente bueno? ¿Dispone de algún talento o habilidad especial? Aquello en lo que somos buenos con frecuencia nos da pistas de cuáles son nuestros dones.

3- Si alguien pudiera asegurarle que le quedan diez meses de vida… ¿A qué le gustaría dedicarse?

En mi libro Vivir sin jefe, proponía además otras preguntas poderosas, que cito aquí sólo a modo de recordatorio:

– ¿Qué haría si tuviera la certeza absoluta de que va a tener éxito?

– ¿A qué se dedicaría si tuviera todo el dinero que pudiera llegar a necesitar para usted y para sus seres queridos?

La pregunta no es tanto ¿Cuál es el sentido de la vida?, sino más bien ¿Qué sentido quiero otorgarle yo a la vida? Algo que he observado es que aquellas personas que encuentran sus dones y deciden ponerlos al servicio de los demás viven una existencia más plena, más feliz, más satisfactoria.

Hace algún tiempo un amigo se fue a vivir a otro país indefinidamente para trabajar en un proyecto filantrópico. Cuando nos despedimos, casualmente, o no tanto, nos regalamos un libro. Su dedicatoria incluía una frase de Einstein que me parece reveladora y premonitoria: Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.

Pero para que todas estas preguntas resulten realmente efectivas, necesitan de usted honestidad, compromiso y dedicación:
Honestidad, porque tiene que estar dispuesto a aceptar la respuesta, sea ésta cuál sea. Y si no está dispuesto, mejor no empiece.
Compromiso, porque tiene que estar preparado a tomar las decisiones que se deriven de ellas; si no, nada cambiará.
Y dedicación, porque es posible que se embarque en un proceso que lleve años. Quizá toda una vida. ¿Está dispuesto?

A veces, y lo sé por experiencia, se trata sólo de reconocer que esos dones están ahí, de asumir el regalo que la vida, por el motivo que sea, nos ha entregado. Se trata sólo de respetar lo que es, de respetarnos en lo que nos ha tocado. Y cuando escuchamos lo que es y lo aceptamos y decidimos emplearlo en servir a los demás, la vida escucha y responde. ¿Cuántas personas llevan una vida de espías, una vida de doble personalidad? Una vida en la que juegan a ser una cosa que, secreta e íntimamente, saben que no son. No sé qué será de este mundo el día que nos atrevamos a ser lo que somos, a brillar e iluminar a los demás con la luz propia que cada persona tiene.

Por cierto, quizá se encuentre en esa situación en la que es capaz de reconocer que tiene que encontrarle un nuevo sentido a su vida, que no le gusta lo que ha construido hasta ahora. Si delante de usted no ve más que niebla pero siente que tiene que haber algo más allá de ésta y esta dispuesto a hacer el camino para encontrarlo, si ese es su caso, permítame que le de mi enhorabuena. Hace falta tener mucho coraje para mirar alrededor y reconocer que quiere cambiar, que eso ya no funciona. Hace falta ser muy valiente para tomar esa determinación y para, como en la película Matrix, tomar la pastilla roja y optar por salir de esa apariencia de realidad. Por eso, porque sé lo que significa y porque soy consciente de lo difícil que puede llegar a ser, tiene mi reconocimiento y mi admiración.

No tema, porque de hecho cada día somos más personas las que queremos una vida llena de significado. Es una revolución silenciosa, es la revolución de la consciencia.

Si alberga dudas -y cada persona sabe íntimamente si las tiene o no- siga buscando. Este es el mejor amuleto que conozco: no rendirse. Cada uno tiene un sitio, y no me refiero a una ubicación física, del que ya no quiere moverse. Eso es la felicidad. Y merece la pena hacer una búsqueda honesta para encontrarlo. Al fin y al cabo, si no se esfuerza para esto, ¿para qué lo hará entonces?

SÓLO UNA VIDA VIVIDA PARA LOS DEMÁS MERECE LA PENA SER VIVIDA

Sergio Fernández

Extraído del libro Vivir sin miedos, de Sergio Fernández

domingo, 11 de febrero de 2018

ALGUNAS NORMAS PARA UNA IMAGINACIÓN SALUDABLE



Norma número uno: no pongas nunca en tu imaginación ningún pensamiento que no te gustaría
que se materializase.

Igual de importante es la norma número dos: nunca dejes que tu imaginación se contamine con ideas sobre lo que era antes tu vida. Necesitas fe en tu capacidad de convertir lo no existente en tu realidad. El hecho de que hasta ahora no hayas percibido en tu vida cotidiana la magia de lo no existente no es motivo para envenenar tu imaginación con los pensamientos que te han llevado a donde estás, o a donde has estado casi toda la vida. No puedo remediarlo, yo siempre he sido así : esta es una afirmación que indica el uso que has hecho en el pasado de tu imaginación, y que te retrotrae al nivel común de conciencia al que me he referido en el primer capítulo. Ahora tienes que estar dispuesto a modificar tu concepto del yo, pero no podrás llevarlo a cabo si sigues aferrándote a ideas viejas que en otro momento fueron tus verdades. Esas verdades te han impedido lograr el total cumplimiento de tus sueños.

Tu imaginación puede ser sometida a una completa revisión. Cambia esas viejas ideas de Siempre he sido así, es mi manera de ser, es lo único que he conocido, por Yo soy Dios, soy una persona capacitada, soy fuerte, soy rico, soy feliz... Por usar las palabras de Saint Germain, «¡YO SOY la presencia dominante! Y en uso de mi dominio hago que esta “Presencia YO SOY” gobierne a la perfección mi mente, mi casa, mis asuntos y mi mundo».10 Aplica tu imaginación al cumplimiento de todos tus deseos realizados en Dios y en concordancia con él. Amplíala más allá del concepto del yo que te limita a la conciencia común.

La norma número tres te recuerda con énfasis que tu imaginación es pura y exclusivamente tuya. Se trata de un ámbito vasto y sin límites que está dentro de ti, y en el que no puede entrar nadie más. Nadie puede echar una ojeada a tu imaginación, ni introducir pensamientos que les convengan a ellos, ni sacar ninguna idea que se esté filtrando a través de esa magna imaginación que posees. Tu imaginación es el terreno fértil del que dispones para cultivar los brotes que decidas plantar para futuras cosechas. Esta norma te aconseja no dejar jamás que ocupen tu imaginación ideas ajenas sobre lo que te resulta posible o imposible, sobre cómo deberías pensar, sobre quién deberías ser o sobre cualquier otra cosa. Haz inventario cada cierto tiempo de todas las ideas contenidas en tu imaginación. Fíjate en que muchas de ellas tuvieron su origen en las sugerencias bienintencionadas de otros, y que remontándose a tu más tierna infancia, llegan hasta hoy


Extraído del libro Todo lo qu epuedas imaginar, de W. Dyer

sábado, 10 de febrero de 2018

ELIJO EL JÚBILO EN LUGAR DEL DOLOR



Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.

El dolor es una perspectiva errónea. Cuando se experimenta en cualquier forma que sea, es señal de que nos hemos engañado a nosotros mismos. El dolor no es un hecho en absoluto. Sea cual sea la forma que adopte, desaparece una vez que se percibe correctamente. Pues el dolor proclama que Dios es cruel. ¿Cómo podría entonces ser real en cualquiera de las formas que adopta? El dolor da testimonio del odio que Dios el Padre le tiene a Su Hijo, de la pecaminosidad que ve en él y de Su demente deseo de venganza y de muerte.

¿Es posible acaso dar fe de semejantes proyecciones? ¿Qué podrían ser sino falsedades? El dolor no es sino un testigo de los errores del Hijo con respecto a lo que él cree ser. Es un sueño de una encarnizada represalia por un crimen que no pudo haberse cometido; por un ataque contra lo que es completamente inexpugnable. Es una pesadilla en la que hemos sido abandonados por el Amor Eterno, el cual jamás habría podido abandonar al Hijo que creó como fruto de Su Amor.

El dolor es señal de que las ilusiones reinan en lugar de la verdad. Demuestra que Dios ha sido negado, confundido con el miedo, percibido como demente y considerado como un traidor a Sí Mismo. Si Dios es real, el dolor no existe. Mas si el dolor es real, entonces es Dios Quien no existe. Pues la venganza no forma parte del amor. Y el miedo, negando el amor y valiéndose del dolor para probar que Dios está muerto, ha demostrado que la muerte ha triunfado sobre la vida. El cuerpo es el Hijo de Dios, corruptible en la muerte y tan mortal como el Padre al que ha asesinado.

¡Que la paz ponga fin a semejantes necedades! Ha llegado el momento de reírse de ideas tan absurdas. No es necesario pensar en ellas como si fuesen crímenes atroces o pecados secretos de graves consecuencias. ¿Quién sino un loco podría pensar que son la causa de algo? Su testigo, el dolor, es tan demente como ellas, y no se debe tener más miedo de él que de las dementes ilusiones a las que ampara, y que trata de demostrar que no pueden sino seguir siendo verdad.

Son únicamente tus pensamientos los que te causan dolor. Nada externo a tu mente puede herirte o hacerte daño en modo alguno. No hay causa más allá de ti mismo que pueda abatirse sobre ti y oprimirte.

Nadie, excepto tú mismo, puede afectarte. No hay nada en el mundo capaz de hacerte enfermar, de entristecerte o de debilitarte. Eres tú el que tiene el poder de dominar todas las cosas que ves reconociendo simplemente lo que eres. Conforme percibas su inocuidad, ellas aceptarán como suya tu santa voluntad.Y lo que antes inspiraba miedo se convierte ahora en una fuente de inocencia y santidad.

Santo hermano mío, piensa en esto por un momento: el mundo que ves no hace nada. No tiene efectos. No es otra cosa que la representación de tus pensamientos. Y será completamente distinto cuando elijas cambiar de parecer y decidas que lo que realmente deseas es el júbilo de Dios. Tu Ser se alza radiante en este santo júbilo, inalterado e inalterable por siempre jamás. ¿Le negarías a un pequeño rincón de tu mente su propia herencia y lo conservarías como hospital para el dolor, como un lugar enfermizo a donde toda cosa viviente tiene que venir finalmente a morir?

Tal vez parezca que el mundo te causa dolor.Sin embargo, al no tener causa, no tiene el poder de ser la causa de nada. Al ser un efecto, no puede producir efectos. Al ser una ilusión, es lo que tú deseas que sea. Tus vanos deseos constituyen sus pesares. Tus extraños anhelos dan lugar a sus sueños de maldad.Tus pensamientos de muerte lo envuelven con miedo, mientras que en tu benévolo perdón halla vida.

El dolor es la forma en que se manifiesta el pensamiento del mal, causando estragos en tu mente santa. El dolor es el rescate que gustosamente has pagado para no ser libre. En el dolor se le niega a Dios el Hijo que Él ama. En el dolor el miedo parece triunfar sobre el amor, y el tiempo reemplazar a la eternidad y al Cielo. Y el mundo se convierte en un lugar amargo y cruel, donde reina el pesar y donde los pequeños gozos sucumben ante la embestida del dolor salvaje que aguarda para trocar toda alegría en sufrimiento.

Rinde tus armas, y ven sin defensas al sereno lugar donde por fin la paz del Cielo envuelve todas las cosas en la quietud. Abandona todo pensamiento de miedo y de peligro. No permitas que el ataque entre contigo. Depón la cruel espada del juicio que apuntas contra tu propio cuello, y deja a un lado las devastadoras acometidas con las que procuras ocultar tu santidad.

Así entenderás que el dolor no existe. Así el júbilo de Dios se vuelve tuyo. Éste es el día en que te es dado comprender plenamente la lección que encierra dentro de sí todo el poder de la salvación: el dolor es una ilusión; el júbilo es real. El dolor es dormir; el júbilo, despertar. El dolor es un engaño; y sólo el júbilo es verdad.

Por lo tanto, volvemos nuevamente a optar por la única alternativa que jamás se puede elegir, ya que sólo elegimos entre las ilusiones y la verdad, entre el dolor y el júbilo, entre el Cielo y el infierno. Que la gratitud hacia nuestro Maestro invada nuestros corazones, pues somos libres de elegir nuestro júbilo en vez de dolor, nuestra santidad en vez de pecado, la paz de Dios en vez de conflicto y la luz del Cielo en lugar de las tinieblas del mundo.

UCDM

viernes, 9 de febrero de 2018

CONOCIMIENTO vs PRÁCTICA


No creas en lo que has oído.
No creas en la tradición porque provenga de muchas generaciones.
No creas en nada de lo que se ha hablado muchas veces.
No creas en algo porque haya sido escrito por algún viejo sabio.
No creas en las conjeturas.
No creas en la autoridad, en los maestros o en los ancianos.

Cuando hayas observado y analizado detenidamente una cosa,
que esté de acuerdo con la razón y beneficie a uno y a todos,
entonces acéptala y vive conforme a ella.

BUDA (563 a.c-483 a.c.)


La palabra clave del fragmento es «creer». De hecho, la frase principal es: «No creas». Todo aquello que llevas contigo y que denominas creencia, lo has hecho tuyo debido en gran parte a las experiencias y los testimonios de otras personas. Si te llega a través de una fuente exterior, independientemente de lo convincente que pueda ser el proceso de condicionamiento y de cuántas personas hayan contribuido a convencerte de la verdad de esas creencias, por el hecho de que sea una verdad ajena debes recibirla con dudas e interrogantes.

Si tuviera que intentar convencerte del sabor de un delicioso pescado, quizá me escucharías, pero tendrías tus dudas. Si te enseñara las fotos de ese pescado y cientos de testimonios de personas que apoyaran mis afirmaciones, puede que estuvieras más convencido. Pero aún te quedaría la duda, porque no lo habrías probado. Puedes aceptar la verdad de que a mí me resulte delicioso, pero hasta que no pruebes personalmente el pescado, tu opinión será sólo una creencia basada en la mía, en mi experiencia.

Lo mismo sucede con todos los bienintencionados miembros de tu familia y con tus antepasados.

El hecho de que una creencia goce de una tradición de siglos y haya sido respaldada por los más grandes maestros no es motivo para aceptarla sin más. Recuerda lo que dice Buda: «No creas».

En vez de usar el término «creencia», intenta cambiarlo por la palabra «conocimiento». Cuando tienes la experiencia directa de saborear el pescado, obtienes el conocimiento. Es decir, lo incorporas conscientemente y puedes determinar la verdad basándote en tu experiencia. No sabes montar en bicicleta o nadar por tener una creencia, sino por tu experiencia directa.

El «iluminado» de hace veinticinco siglos te recuerda directamente que apliques este mismo entendimiento en tu práctica espiritual.

Hay una diferencia fundamental entre haber oído hablar de algo y conocerlo. «Haber oído hablar» es otra forma de decir «creer». «Conocer» es un término exclusivamente reservado para la experiencia directa, que significa la ausencia de duda. Recuerdo a un conocido curandero kahuna que respondió a mis preguntas sobre cómo llegar a ser sanador. Me dijo: «Ante una enfermedad, cuando un conocimiento se enfrenta a una creencia, el conocimiento siempre triunfa». Me explicó que los kahunas eran educados para dejar a un lado las dudas y abrazar el conocimiento.

Cuando pienso en las parábolas que presentan a Jesucristo como el gran sanador, no puedo albergar ninguna duda. Cuando Cristo se acercaba a un leproso no decía: «Últimamente no hemos tenido mucho éxito con la lepra, pero si sigues mi consejo, tendrás un treinta por ciento de posibilidades de sobrevivir en los próximos cinco años». Es fácil ver toda la duda que alberga esta frase. Él hubiera dicho desde su estado de conocimiento absoluto: «Estás curado». Éste es el mismo estado de contacto consciente con el conocimiento que permitía a san Francisco realizar sus curaciones milagrosas. De hecho, todos los milagros resultan de transmutar la duda en conocimiento.

No obstante, la capacidad persuasiva de la influencia cultural es muy fuerte. Constantemente te están recordando lo que has o no has de creer, lo que todos los miembros de tu grupo social han creído siempre y lo que pasará si no respetas esas creencias. El miedo se convierte en el eterno compañero de tus credos y, a pesar de las dudas que puedas tener, sueles adoptarlos y se convierten en las muletas en las que apoyas tu vida mientras buscas una salida para las trampas que cuidadosamente han sembrado generaciones de creyentes anteriores a ti.

Buda nos da un gran consejo y, como podrás ver, en su conclusión no aparece la palabra «creer». Él nos dice que cuando una cosa esté de acuerdo con la razón —es decir, cuando sepas que es cierta basándote en tu observación y en tu experiencia— y beneficie a uno y a todos, entonces, sólo entonces, ¡vive conforme a ello!


En este libro te ofrezco un compendio sobre algunos de los genios más famosos y creativos de todos los tiempos. Sus palabras te hablan desde otra época, y te animo a que hagas lo mismo con ellas que con las que te ha transmitido tu cultura desde hace muchas generaciones.

Ante todo, pon en práctica los consejos que aquí se exponen.

Pregúntate de qué modo se ajustan a tu propia razón y sentido común y, si te benefician a ti y a los demás, entonces vive de acuerdo a ellos. Es decir, forja tu conocimiento.

Cuando te niegas a dejarte influir por los patrones establecidos, la gente te ve como una persona insensible o indiferente a la experiencia y las enseñanzas de los demás, especialmente de aquellos que más se preocupan por ti. Te sugiero que leas varias veces estas palabras de Buda. El no habla de rechazo, sólo de ser lo bastante adulto y maduro para tomar tus propias decisiones y vivir según tu conocimiento, en lugar de hacerlo conforme a la experiencia y el testimonio de los demás.

No podrás aprender nada a través de los esfuerzos ajenos. Los más grandes maestros del mundo no te podrán enseñar nada, a menos que estés dispuesto a aplicar lo que te ofrecen basándote en tu conocimiento. Esos grandes maestros sólo te ofrecerán opciones en el menú de la vida. Pueden hacer que éstas resulten muy atractivas y en último término tal vez te ayuden a elegir. Puede que hasta escriban el menú, pero el menú nunca podrá ser la comida.

Extraído del libro La Sabiduría de todos los tiempos, de W.Dyer

martes, 6 de febrero de 2018

LAS METAS DEL EGO (III) La libertad de la química



El uso de una sustancia química para sentirse libre es el ego en el peor de sus aspectos: una ilusión que alimenta una ilusión. El uso de sustancias químicas genera alucinaciones y delirios en la vida cotidiana.

El coste de esta forma de abordar la libertad es la libertad misma.

El precio de las breves experiencias de libertad fundadas en el consumo de drogas lo pagan demasiados seres humanos. Nacen bebés adictos a la cocaína; adolescentes que se prostituyen para pagarse la droga, se destruyen familias y vidas; hay una escalada en la delincuencia, la productividad disminuye; la pobreza aumenta; las condiciones de vida se convierten en inhumanas.

La búsqueda de la libertad mediante el uso de sustancias químicas ha atrapado a los consumidores en una vida en la que no se tiene nunca lo suficiente. El ego le dice a tal consumidor: «Serás libre cuando experimentes el éxtasis que se consigue con esta sustancia química».

Pero el placer no pasa de ser físico. Dura sólo un momento. Y lueg vuelve a presentarse el ego, exigiendo màs.. Nunca se llega a la libertad por ese sendero. Uno acaba haciendo cualquier cosa por conseguir aquello que ha acabado despreciando.

¿Es auténtica libertad esto? Si lo fuera, uno sentiría que ha llegado al punto de la satisfacción. Uno diría: «¡Esto es! No necesito nada más».

Cuando se supera el ego, de modo simultáneo uno traba amistad con la amorosa presencia divina que reside dentro de todos. Entonces el sujeto se dirá: «Esto es. No necesito nada más. Quiero más amor, más vida, más propósito; todo lo cual parece alcanzable gracias a mi yo espiritual y el conocimiento de mi senda. Quiero autenticidad; no necesito una dosis de droga ni una resaca, ni empobrecerme para alimentar mi hábito».

La idea de que una sustancia química proporciona libertad es falsa.

Lo único que obtendrá de una idea falsa es la necesidad de más e insudar vida al falso yo, al ego.

Extraído del libro Tus Zonas Sagradas , de W.Dyer.

domingo, 4 de febrero de 2018

CARTA DE UN HOMBRE CONSCIENTE A TODAS LAS MUJERES


Pido perdón en mi nombre y en el de todos los hombres
A todas las mujeres hijas de la tierra.
Quiero pediros de corazón perdón,
Perdón por estos siglos de patriarcado
que solo revela el masculino herido.

Por todo el dolor que pude haber causado
con mis pensamientos, mis palabras y mis acciones.
Por sólo saber ser hombre y no comprender vuestras fortalezas.

Por todos los retos compartidos desde la mente y la distancia.
Por no haber sido capaz de compartir mi energía femenina con vosotras.
Por esos momentos que pudimos pasar y no pasamos.

Por mi ignorancia hacia vosotras,
y el dolor que los hombres hemos podido causar.
Por no haber aprendido primero a conocerme,
antes de compartir con vosotras, para saber sentir como sentíais.
Causando solamente un gran daño.

Por las violaciones y abusos sexuales,
Por los hijos que no hemos querido traer a este mundo.
Por los abortos compartidos,
Por ver en la mujer solo un objeto de deseo y satisfacción sexual.
Por haber mal utilizado la sexualidad,
Y no reconocerla como algo sagrado.
Por odiar, temer, despreciar, minusvalorar
la energía femenina representado en vosotras.

Por entrar en guerra,
Por apoyarme en la mujer para elevar mí autoestima.
Por la vida que no he querido daros ni tampoco compartir.
Por no dejarme guiar, por no ser sensible,
ni apreciar aquello que es feliz.

Por no daros las gracias y no haberos protegido.
Por haber tenido miedo de entregarme profundamente al Amor.
Por no haberme entregado completamente,
Por actuar con rabia y actuar sin contar sin vosotras.

Por tener siempre algo que deciros, y no haberlo dicho.
Por las mentiras y las humillaciones.
Por las murallas y las defensas.
Por decir siempre si, y no actuar con verdadera libertad.
Por amar lo femenino, y no sólo a un femenino.

Por creer que no necesito vuestra ayuda y vuestra compañía.
Por no haberos comprendido y haberos dado verdadero Amor.
Por ser condicional y no saber escucharos.
Por no haberos dado cariño y aceptación.

Por no haber expresado todos los sentimientos buenos
y los que no han sido tanto, que sentía hacia vosotras.
Por no haberos hecho sentir queridas y amadas por un hombre.
Por no haber estado a la altura de vuestras sinceras proyecciones.
Por haberos dejado solas y abandonadas.

Por las tareas y misiones compartidas
que haberos tenido que completar solas.
Por no haber encendido y alimentado el fuego de la casa.
El fuego de la relación sagrada entre un hombre y una mujer.

Por los silencios, por las ausencias
Por infravaloraros y no reconoceros.
Por no crear amor y paz en el hogar.
Por no haberme podido reconocer en cada una de vosotras.

Por todo ello os Amo y os pido PERDÓN
Para sanar esa grieta que nos divide hace siglos.
Y que ha llegado el momento de reparar,
con profundo Amor y Paz.

TRIBUS AMMA

sábado, 3 de febrero de 2018

LAS METAS DEL EGO (II) La libertad del dinero


Recuerde que el ego crece con el consumo. La falsa creencia es que cuanto más tenga, más adquirirá y en definitiva de mayor libertad disfrutará.

Usted puede comprar la libertad, le dice el ego, y es libre de gastar incluso el dinero que no tiene todavía. El ego insiste en que lo único que tiene que hacer es quererlo y que el ser especial le da derecho a ello. Ni siquiera tiene que ganarlo, sólo quererlo.

Cualquier libertad entendida de esta manera es falsa y por lo general requiere de tarjetas de crédito. Uno no es libre; de hecho, se es esclavo del crédito. Se acumulan deudas a un interés usurario; hipoteca su futuro y su felicidad; emponzoña su vida con preocupaciones y miedos; todo esto no aporta auténtica libertad, en ningún sentido.

Los objetos no pueden darle la libertad. Eso es una trampa preparada por el ego para mantenerle en una búsqueda consumista, alimentando siempre esa falsa idea. El ego insiste en que encontrará lo que busca, siempre y cuando continúe esforzándose por incrementar su éxito económico.

Pero ¿qué es lo que busca? Cuando yo era niño pensaba que era estar en el equipo de hockey. Conseguí entrar en él y vi que no era eso.

Más tarde pensé que una cita con Penny, lo sería. Ella era maravillosa, pero tampoco era eso. Pensé que tener mi propio coche lo sería. Luego que lo sería estar en la Armada. Y luego que entrar en la universidad.

Después pensé obtener una licenciatura. Pero con cada logro, no conseguía alcanzar lo que buscaba.

Así que pensé que mi esposa lo sería, luego un hijo, o varios. Todos fueron acontecimientos maravillosos en mi vida, pero no eran lo que yo buscaba. Más tarde pensé que sería mi primera plaza de profesor, despuès mi primer libro, y más tarde mi primer bestseller. Mas la meta seguía siéndome esquiva. La auténtica felicidad no puede comprarse ni hallarse fuera de uno mismo. Usted no hallará esa esquiva meta en el dinero, la fama, el prestigio, las posesiones, ni siquiera en la familia.

Extraído del libro Tus Zonas Sagradas, de W.Dyer





jueves, 1 de febrero de 2018

METAS DEL EGO (I) La libertad sexual


La práctica de la libertad sexual ha producido exactamente lo contrario a la libertad auténtica. La idea de libertad sexual ha creado una falsa libertad que tiene un inmenso atractivo para el ego.

La libertad sexual ha deshecho muchas vidas. No estoy adoptando una postura moralista respecto de la promiscuidad sexual. Estoy señalando que es obra de su falso yo el convencerle de que este tipo de actividad sexual tiene algo que ver con la libertad. Una prueba clave de si se halla en la senda de su yo espiritual o en la senda externa de su ego es la cantidad de paz y armonía que sus metas le aportan a su vida.

Nuestra búsqueda de tal libertad ha traído el mayor incremento de enfermedades de transmisión sexual de la historia de la humanidad.

Está claro que la libertad sexual ha producido grandes daños. Dios es paz. El ego es dañino. Una súplica de las que aparecen en la Biblia: «Dios, líbrame de mi ego».

La sexualidad impulsada por el ego es un reflejo de nuestro anhelo por conocer nuestro yo espiritual. El ego nos convence de que esa libertad sexual nos aportará la paz, el gozo y el èxtasis que sabemos que nos aguardan en alguna parte. Cuando aceptamos las soluciones del ego, obtenemos una falsa libertad.

La auténtica libertad proporciona la libertad de conocer y sentir el amor de Dios dentro de usted mismo, y de compartir esa experiencia en el mundo físico, como una afirmación de ese amor, no como un fin en sí.

Esta libertad se encuentra mirando en la dirección contraria a la del ego, donde su yo superior espiritual está esperándole. Compartir tanto su yo físico como su yo espiritual es la verdadera libertad sexual.

El placer es una experiencia gloriosa y le insto a que tenga una vida lo más placentera posible. Pero no confunda el placer con la libertad.

La libertad inspirada por el ego siempre se basa en una falsa sensación de seguridad porque el ego mismo es una idea engañosa.

Extraído del libro Tus Zonas Sagradas , de W. Dyer

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