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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

jueves, 31 de mayo de 2018

RASGOS DE PERSONALIDAD DEL SIN PERDÓN


«¿Prefieres tener razón o ser feliz?». Está claro que la respuesta amorosa es elegir la felicidad en lugar de la necesidad del ego de tener razón, pero la felicidad es difícil de alcanzar cuando crees que te han hecho mucho daño.

La falta de perdón nos duele de muchas maneras desagradables. Cuando el ego nos impide perdonar, nos resulta inevitable asumir y representar ciertos arquetipos que están marcados por el temor. Estos son algunos de los rasgos de personalidad que surgen de los caminos sin perdón del ego. 

La víctima diaria: Cuando no estamos dispuestos a perdonar, nos sentimos víctimas cada día al despertar. Nos aferramos estrechamente a los dolores y resentimientos del pasado, y los repasamos en la mente una y otra vez. Este repaso automático refuerza la ilusión del ego y fortalece nuestra percepción de ser víctimas. Al final nos identificamos tanto con el papel de víctimas que empezamos a establecer esa dinámica en todas las relaciones. 

El boxeador iracundo: Cuando el ego se siente atacado, su respuesta inmediata es devolver el ataque. El ego tiene fe en el miedo y cree que estamos a merced de un mundo cruel. De modo que siempre tiene los guantes de boxeo preparados, y está en alerta para devolver el golpe. El boxeador enfadado irradia estos pensamientos y esta energía defensiva, lo que crea más experiencias negativas. Es un ciclo perverso. 

La persona cerrada y protegida: es la persona a la que el ego la ha convencido de que se cierre al mundo por temor a que le vuelvan a hacer daño. La persona cerrada tiene una vida limitada, se esconde, escapa de toda posibilidad de conflicto y evita la intimidad. Estas solo son unas pocas de las muchas formas en que la falta de perdón del ego nos mantiene maniatados en las relaciones. Abandonar la necesidad de tener razón y rendirse al perdón es la única manera de superar la pesadilla sin perdón del ego. Si de verdad queremos disfrutar de las relaciones, debemos respetarlas mediante el acto milagroso del perdón.

Cuando elegimos paz, nos quitamos los guantes de boxeo, salimos del escondrijo y empezamos a perdonar. El proceso de perdón requiere estar dispuesto a ver las cosas de otra manera. "... no se sugiere que pretendamos que no ha ocurrido nada, sino más bien que reconozcamos la experiencia del ego y elijamos percibirla con amor."

Elegir la felicidad siempre es el camino de menor resistencia. Cuando confirmas tu compromiso con la felicidad, debilitas tu fe en el resentimiento. Por último, es importante comprometerse a abandonar la mentalidad de víctima. Si quieres soltar con honestidad tus resentimientos, tienes que dejar de querer ser víctima. A menudo nos vemos atrapados en este papel porque el ego prospera en él. Superarlo requiere asumir el compromiso de ver las cosas de otra manera.


Bernstein, Gabrielle . Los milagros ocurren: 40 días que cambiarán tu vida 

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