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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

domingo, 31 de diciembre de 2017

REFLEXIÓN DE FIN DE AÑO

Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.


sábado, 30 de diciembre de 2017

ELIGE: Capítulo 2 - Al despertar



“Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.”

(Antonio Machado)



Para iniciar este  capítulo, voy a escoger varias de las acepciones que establece el diccionario respecto a la acción de despertar ya que, en cierto modo, orientan y enmarcan la esencia del propósito de iniciar nuestra jornada con todas las herramientas disponibles. Con ese arsenal puede ir seleccionando las que le van a servir para iniciar de la mejor forma la construcción de su nuevo día.

Despertar.
De despierto.
1. tr. Cortar o interrumpir el sueño a quien está durmiendo. U. t. c. prnl.
2. tr. Traer a la memoria algo ya olvidado.
3. tr. Hacer que alguien reflexione o recapacite.
4. tr. Hacer que nazca o se manifieste un deseo o un sentimiento. Despertar el apetito, las envidias, sospechas.


Al despertar se interrumpe nuestro periodo de sueño físico y psíquico. Es hora de iniciar nuestro estado de vigilia, de consciencia, de ponernos en marcha para sumergirnos en el mundo cotidiano. Antes de saltar de la cama y poner un pie en el suelo deberíamos dedicarle unos minutos a reflexionar y a recapacitar.
¿Cuál es nuestro estado emocional en ese momento? ¿Qué pensamientos abundan en esos instantes? ¿Qué tipo de memorias hemos evocado al despertar? ¿Cómo se presenta el día en tus pensamientos? ¿Cuál es nuestro propósito para hoy?

Reflexione sobre esas preguntas.

Puede que al despertar se sienta apático porque su rutina habitual va apagando su llama vital.; puede que se sienta ansioso por un problema futuro que su mente no para de pensar; puede que la desesperación por diversos motivos le haga despertarse a disgusto por sentirse impotente al no encontrar una solución; puede que escuche la respiración de su pareja que todavía duerme y hasta eso le molesta. Y así muchas posibilidades más de que usted se despierte alimentado por pensamientos y sentimientos negativos.

Recuerde que según los mecanismos de los que hablábamos en el capítulo I, usted es un emisor y sus emisiones van a traerle de vuelta, como si de un eco se tratara, las mismas energías que usted emite. Por lo tanto, de no tomar conciencia de ello y trabajarla adecuadamente, estoy convencido de que su día, será uno más de esos que pasan sin pena ni gloria, o que encienden aún más su ira, su rabia, su tristeza, o más de lo mismo de la vibración que usted emita.

Siendo consciente de que usted, y solo usted, construye y atrae a su vida las circunstancias y personas correspondientes a su frecuencia emocional y sentimental, le sugiero que dedique cada momento de su despertar a comenzar a construir el día que inicia en las mejores condiciones posibles.

Sé que en estos momentos usted puede pensar en todas las circunstancias y personas o situaciones negativas que le “construyen” su vida sin su permiso y que sea escéptico al respecto de que, usted mismo, puede cambiar esa realidad que vive, ya sea a través de este método o de otro similar.


Para que esto sea posible uno de los conceptos principales que usted debe aceptar es el de cambiar el paradigma: “ver para creer, por el de creer para ver”.

La eficacia, la eficiencia  y la efectividad del método se basan en la enorme potencia y capacidad de transformación que sus emociones motoras (Miedo o Amor) y sus pensamientos derivados tienen sobre sus propias circunstancias.

 No olvide el mecanismo.

Eficiencia es «hacer bien las cosas», es decir, hacer las cosas buscando la mejor relación posible entre los recursos empleados y los resultados obtenidos. La eficiencia tiene que ver con «cómo» se hacen las cosas.

Eficacia es «hacer las cosas correctas», es decir, hacer las cosas que mejor conducen a la consecución de los resultados. La eficacia tiene que ver con «qué» cosas se hacen.
Efectividad es «hacer bien las cosas correctas», es decir, hacer las cosas de forma eficiente y eficaz. La efectividad tiene que ver con «qué» cosas se hacen y con «cómo» se hacen esas cosas.

Podríamos poner el foco de atención esencialmente en la eficacia en primer lugar ya que, según la definición, es hacer las cosas que mejor conducen a la consecución de los resultados. Y para ello, lo mejor en este caso es cambiar las características de la emoción motora basada en el Miedo que genera los pensamientos, sentimientos y los actos negativos con los que usted escoge iniciar su jornada cada día.

A la hora de dedicarle unos minutos a programar o reprogramar emocionalmente su nueva jornada, usted debe sentirse como una persona merecedora de lo mejor y capaz de construir lo mejor para su bienestar. Todo ello sin tener en cuenta ni depender de  las opiniones de los demás o incluso las opiniones que sobre sí mismo ha tenido hasta este momento. El auto sabotaje es más habitual de lo que uno puede imaginarse. Su veneno mental es silencioso y sus efectos son devastadores.

Los  «no sabes o no sé»,  «no lo mereces o no lo merezco», «no puedes o no puedo», todos esos “noes” han de ser transformados. En sus manos, mejor dicho en su Mente o aún más incluso en su Alma, usted tiene la varita mágica, la lámpara del genio; con una gran diferencia: esta vez  usted es el mago; usted es el genio.





Extracto del capítulo II  del Libro "Elige. Enfoques para modelar su día a día")



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viernes, 29 de diciembre de 2017

ALGUNAS SUGERENCIAS PARA SEMBRAR AMOR DONDE HAY ODIO


Cuando hables de otra persona, esfuérzate por enviar o dirigir amor a su campo de energía y animar a los demás a pensar en el amor y enviar energía amorosa a los que parecen haberse perdido en su odio. Sé la persona que fomenta la idea de que la gente puede cambiar. Pide a tu familia y a tu círculo de amistades que dirijan amor hacia los que se hallan estancados en el tormento de su odio.

Cuando tengas conversaciones privadas, haz que giren en torno al amor y no al odio hacia el que odia. En los momentos en que no estés presenciando odio, también puedes sembrar amor. Rezar por una persona que está llena de odio tiene tanto sentido como rezar por alguien que está enfermo o herido.

 Penetra con amor en el campo de energía del odio. Sin necesidad de identificarte, tienes la oportunidad de emplear tu energía del amor para detener las pasiones del odio. Cuando vives con amor en tu corazón irradias una energía más espiritual, más rápida. Puedes dirigir esta energía superior del amor hacia situaciones de odio.

Recuerdo una tarde en que me encontraba en un parque con dos de mis hijos, cuando un padre explotó de ira ante su hijo pequeño. Gritó y amenazó al niño con violencia. Yo me puse en acción de inmediato, no para enfrentarme al airado padre, sino para acercarme y enviarle energía de amor. Le envolví en una nube imaginaria de bondad. Vi entonces que el hombre empezaba a suavizarse, en parte porque había reparado en mí y su conducta le avergonzaba, pero sobre todo porque yo enviaba la energía superior y más rápida del amor a un espacio en que la energía inferior y más lenta del odio se hallaba presente. Esta energía superior influyó en su conducta aun antes de que él se fijara en mí.

Has oído en ocasiones la expresión: «Vamos a enviarle energía positiva». No se trata de ficción; es otra manera de sembrar amor donde hay odio. Tú posees el poder de utilizar de esta manera tu energía amorosa en cualquier momento.

 Cada vez que tropieces con odio, recuerda que la persona que lo dirige se siente odiada. Esto encenderá en ti el deseo de aliviar el tormento de esa persona con la calidez de tu amor. Cada vez que nuestros hijos dicen o hacen cosas que indican que sienten odio, tanto mi esposa como yo intentamos asegurarles que son amados y que merecen el amor. Pequeños recordatorios, cuando el ambiente se ha despejado, como un abrazo o una palmadita en el hombro, o una frase como: «Bueno, mamá te quiere y también Dios; siempre, incluso cuando estás enojado». Nada de sermones, sólo un amable recordatorio de que son amados.

 En medio de una discusión seria en la que se proyecta odio, recuerda que Dios ama a todos. Si de alguna manera puedes transmitir esto a todos los contendientes, incluido tú mismo, eso solo basta para hacer desaparecer el odio y, al mismo tiempo, dar una solución espiritual a la situación.

 Comprométete a pasar una hora con alguien menos afortunado que tú. Cerca de tu casa hay alguien que está desesperado e indefenso. Con frecuencia estas personas no saben que el origen de su angustia es que no se sienten amados y tienen la sensación de que el mundo en general les rechaza y también la gente que forma parte de sus vidas. Tú puedes ser un instrumento de paz, sembrando amor para esa persona y para ti. No tienes que darles dinero ni comida ni nada material. El sencillo y maravilloso acto de sembrar amor por sí solo proporcionará una solución espiritual a su problema al mismo tiempo que nutre tu alma.

 Nunca te tomes el odio como algo personal. Sembrar amor donde hay odio significa recordar que tú eres amor y que eso es lo que tienes que dar. En consecuencia, cualquiera que quiera verter su odio en ti será incapaz de alcanzar tu alma, porque el odio no puede vivir donde el amor está presente.
El mejor método para desviar el odio es ser consciente de cómo reaccionas a él. Si te ofendes enseguida por la conducta de quien odia, te lo has tomado como algo personal y has permitido que tu ego se crispe. Cuando respondes a quien odia con las palabras: «Tú sientes», pones el énfasis donde corresponde y no lo tomas como algo personal. Porque sabes que estás sembrando amor y el odio no tiene nada que ver contigo. Si alguien te dice: «Te odio; eres soso y nunca me alabas por nada. Lo único que haces siempre es criticarme», podrías responder con algo como: «A ti te parece que no te alabo, y eso realmente te enoja. Quiero que sepas que tienes talento y procuraré decírtelo con más frecuencia». No te lo has tomado como algo personal y has respondido al odio con amor. ¡Una solución espiritual! Y aunque el odio continúe existiendo, sigues con tu decisión de no tomarte nunca el odio como algo personal.

 Procura encontrar tiempo para estar con los que envían odio. Cuando conozcas a las personas que parecen estar llenas de odio, descubrirás que quieren lo mismo que tú. Quieren sentirse amadas y sus manifestaciones externas de odio no son más que un grito pidiendo amor.

Extraído del libro La Fuerza del Espíritu, de W, Dyer

jueves, 28 de diciembre de 2017

PERFECCIÓN FÍSICA



Para mí cada centímetro cúbico de espacio es un milagro...
Bienvenidos sean cada uno de mis órganos y actitudes...
Ni un centímetro, ni una partícula de un centímetro es vil...
Walt WHITMAN
(1819-1892)

Tu actitud con respecto a tu cuerpo influye en los átomos y las moléculas que lo forman. El doctor Deepak Chopra dice a menudo a su audiencia: «Pensamientos felices hacen moléculas felices», señalando que la composición química de las lágrimas de júbilo es notablemente diferente de la composición química de las lágrimas de tristeza. Así que haz las paces con tu cuerpo y cuida sus distintos órganos, fluidos y estructuras óseas, contempla con admiración su movimiento, sus pensamientos, sus sueños, sus cálculos, sus afectos y sus constantes cambios. Esa es la actitud que Walt Whitman te pide que abraces cuando contemples el milagro de tu cuerpo en continua transformación: una actitud de admiración.

No hay nada imperfecto o vil en el cuerpo. Nunca es demasiado bajo, alto, rechoncho, oscuro, blanco ni ninguna otra cosa.

El color de tu pelo, la cantidad, los lugares donde crece, todo ello sigue un designio divino. Tus senos son justo del tamaño que han de ser, tus ojos del color adecuado y tus labios del grosor correcto. Aunque tus pensamientos felices pueden crear moléculas felices, y tu mente tiene mucho que ver con tu salud, básicamente el cuerpo es un organismo que funciona de forma natural. Te has limitado a ocuparlo. Su forma, tamaño y lo que erróneamente se han denominado taras están en perfecto orden.

Unas pocas semanas después de la concepción, empezó a latir un corazón en el vientre de tu madre y tu cuerpo empezó a formarse, independientemente de tu voluntad. El proceso de la formación del cuerpo sigue siendo uno de los grandes misterios de la humanidad. ¿Quién puede explicarlo? El cuerpo inició su viaje a partir de la nada, los dedos de los pies y de las manos surgieron de una diminuta gota de protoplasma humano. ¿Cómo? ¿Dé dónde salió? ¿Quién puede cuestionar la sabiduría que determina el desarrollo de la simiente? Y eres tú quien reside en ese cuerpo que cambia tan drásticamente fuera del útero como cuando estaba dentro. Tú, el yo invisible, el fantasma que está dentro de la máquina, el ocupante de esta creación perfecta que observa todo el proceso.

Tu cuerpo es como un expediente académico, sólo que es para Dios. Es tu templo particular, el lugar en el que, mientras estés en este mundo, podrás comunicarte con Dios. Hallar cualquier defecto a esta casa divina o encontrar repugnante alguna de sus partes es mancillar el único lugar donde sabes que puedes encontrar a Dios. Nadie puede detener el proceso de este cuerpo cambiante.

Nadie puede alterar su estructura fundamental. Vives en una entidad que siente una atracción invisible hacia el futuro que la llevará allá donde deba ir. No desprecies ninguna de sus partes a menos que quieras negar la sabiduría que te ha creado.

Trata a tu cuerpo como si fueras un huésped que está de visita y que luego ha de marcharse. Mientras esté aquí, no lo rechaces, no lo envenenes. Respétalo, acógelo y permite que siga su camino, que no es otro que marcharse como ha venido, regresar a su origen.

Diviértete al observar cómo tu cuerpo atraviesa sus distintas fases. Admira cada centímetro.

Cuando te tuerzas el dedo del pie, te hagas un corte en un dedo de la mano o le des un tirón a un músculo y notes constantemente ese pequeño dolor que hace que hasta la más sencilla de las tareas resulte molesta, recuerda lo agradecido que has de estar por tener los dedos de los pies, los dedos de las manos y los músculos. Recuerda cómo trabajan a la perfección la mayor parte del tiempo, sin que tú te des cuenta. ¿Por qué, entonces, habrías de tener algún pensamiento desagradable respecto a tu cuerpo o contemplar esta cambiante creación divina con desprecio? Eres un privilegiado por tener el cuerpo que tienes. Hónralo como si fuera un garaje donde aparcas tu alma. Niégate a tener pensamientos de desprecio respecto a él. No te quejes de su tamaño, de su color o de sus zonas gastadas.

Mientras sientas gratitud y admiración, no es probable que lo rechaces. Cuando tu yo interior contemple con admiración cada milímetro del universo, consciente de que no hay errores, cuidarás más de tu cuerpo, lo repararás y lo mantendrás limpio, saludable y en forma. Si tu cabello elije crecer en tus orejas, sobre tus hombros y en tu nariz, en lugar de hacerlo en la cabeza, ¡que así sea! Si tu piel deja de estar tersa alrededor de los huesos, aplaude ese proceso. No te aferres a la carne como si fuera a durar siempre. Todo cuerpo es vulnerable a la muerte y, sin embargo, paradójicamente, dentro de ese mismo cuerpo mora tu yo inmortal. Considera tu cuerpo como un lugar desde donde observar el mundo. Hazlo desde la perspectiva milagrosa y sagrada que Walt Whitman tantas veces ha mencionado en su magnifica poesía.

Extraído del libro La Sabiduría de todos los tiempos, de W. Dyer

miércoles, 27 de diciembre de 2017

LA ACCIÓN QUE SURGE DEL SILENCIO



Un pensamiento, por sí solo, no vale nada.

Necesita de tu atención para tomar poder.

Necesita ser creído para transformarse en emoción.

Es entonces cuando se refleja en el cuerpo; cuando lo haces tuyo, cuando te lo crees.

Un pensamiento sin atención es como una hoja arrastrada por el viento; como un pájaro solitario en migración; sencillamente solo pasa.

Es la emoción la que crea el movimiento, la que crea la acción. Sin emoción no hay acción.

Pero existe un tipo de acción que ocurre sin emoción: la que surge del silencio.

De ese lugar, sin necesidad de pensamientos, sin necesidad de emociones, surge la acción pura, la que está conectada con la naturaleza, con la energía vital.

No dejes que el pensamiento se aloje en tu cuerpo, no dejes que ni tan siquiera te toque. Permite que te atraviese sin dejar rastro. Poco a poco su energía se irá agotando.

Y surgirá una nueva acción. Una acción limpia, silenciosa, natural, amorosa…

No reclamará autoría alguna, pues es la acción sin dueño, surgida de las mismas entrañas del universo para expresar el amor puro de la creación.

La acción que surge la ansiedad, del miedo, de la rabia; siembra las semillas para más ansiedad, más miedo, más rabia…

Solamente la acción que emerge de la paz, es la que crea la Paz.

Solamente la acción que nace desde el amor, siembra las semillas del Amor en el Mundo.

~ Hugo Lega

martes, 26 de diciembre de 2017

NOSOTROS SEMBRAMOS, NOSOTROS RECOGEMOS


En esencia, todos somos escogedores de opciones infinitas. En todo momento de nuestra existencia estamos en el campo de todas las posibilidades, donde tenemos acceso a un número infinito de opciones. Algunas de estas opciones se escogen conscientemente, mientras que otras se eligen inconscientemente. Pero la mejor manera de comprender y utilizar al máximo la ley kármica es que seamos conscientes de las decisiones que tomamos en todo momento.

Sea que nos guste o no nos guste, todo lo que está sucediendo en este momento es producto de las decisiones que tomamos en el pasado. Infortunadamente, muchos de nosotros escogemos inconscientemente, y, por tanto, no nos damos cuenta de que estamos frente a un abanico de opciones; sin embargo, lo estamos.que estamos frente a un abanico de opciones; sin embargo, lo estamos.

Si yo insultara a alguien, lo más seguro es que esa persona optara por ofenderse. Si yo le hiciera un cumplido, lo más probable es que optara por sentirse complacida o halagada. Pero pensemos en esto: siempre hay una opción. Yo podría insultarla, y esa persona podría optar por no ofenderse.

Yo podría hacerle un cumplido, y ella podría optar por no permitir que mi elogio la afectara.

En otras palabras, la mayoría de nosotros - aunque escogedores de opciones infinitas - nos hemos convertido en haces de reflejos condicionados, los cuales son constantemente provocados por las personas y las circunstancias, en forma de comportamientos predecibles. Estos reflejos condicionados son como los de Pávlov. Pávlov se hizo famoso por demostrar que si se le da algo de comer a un perro cada vez que suena una campana, pronto el perro comienza a salivar cuando oye la campana, porque asocia un estímulo al otro.

La mayoría de nosotros, como consecuencia del condicionamiento, respondemos de manera repetitiva y predecible a los estímulos de nuestro medio ambiente. Al parecer, nuestras reacciones son provocadas automáticamente por las personas y por las circunstancias, y así olvidamos que esas reacciones son opciones que escogemos en cada momento de nuestra existencia. Sucede simplemente que escogemos esas opciones inconscientemente.

Si nos detenemos un momento y observamos las opciones que escogemos en el instante mismo en que las escogemos, ese simple acto de convertirnos en espectadores nos permite sacar todo el proceso del reino del inconsciente para traerlo al reino de la conciencia. Este procedimiento de elección y de observación conscientes da mucho poder.

Cuando hagamos una elección - cualquier elección - hagámonos dos preguntas. En primer lugar: "¿Cuáles son las consecuencias de escoger este camino?" El corazón nos lo dirá inmediatamente.

Y en segundo lugar: "¿Traerá esta decisión que estoy tomando felicidad para mí y para quienes me rodean?" Si la respuesta es afirmativa, sigamos adelante. Si la respuesta es negativa, si se trata de una opción que nos traerá sufrimiento a nosotros o a quienes nos rodean, abstengámonos de escoger ese camino. Es así de sencillo. Solamente hay una opción, entre el número infinito de opciones que se presentan a cada segundo, que puede traernos felicidad a nosotros y a quienes nos rodean. Elegir esta opción produce una forma de comportamiento que se conoce con el nombre de acción correcta espontánea. La acción correcta espontánea es la acción apropiada que se toma en el momento oportuno. Es la respuesta correcta a cada situación, en el momento en que se presenta. Es la acción que nos nutre, a nosotros y a todas las demás personas a quienes ella afecta.

El universo tiene un mecanismo muy interesante para ayudarnos a tomar decisiones correctas espontáneamente. Este mecanismo se relaciona con las sensaciones del cuerpo, las cuales son de dos tipos: de bienestar o de malestar. En el instante mismo en que estemos tomando una decisión conscientemente, prestemos atención a nuestro cuerpo y preguntémosle: "¿Qué pasa si opto por esto?" Si el cuerpo nos envía un mensaje de bienestar, es la decisión correcta; si da señales de malestar, entonces no es el camino apropiado.

Extraído del libro Las siete Leyes espirituales para el éxito, de D. Chopra

domingo, 24 de diciembre de 2017

CÓMO APLICAR LA LEY DEL DAR


Pondré a funcionar la ley del dar comprometiéndome a hacer lo siguiente:

1) Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya y para cualquier persona con quien me encuentre. Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy les daré algo a todas las personas con quienes me encuentre, para iniciar así el proceso de poner en circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en mi vida y en la de los demás.

2) Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros, o los aguaceros de primavera o las primeras nevadas del invierno. También estaré abierto a recibir de los demás, sea un regalo material, dinero, un elogio o una oración.

3) Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la vida: cariño, afecto, aprecio y amor. Cada vez que me encuentre con alguien, le desearé en silencio felicidad, alegría y bienestar.

En realidad, practicar la ley del dar es muy sencillo: si deseamos alegría, démosles alegría a otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean. Este principio funciona igualmente bien para las personas, las empresas, las sociedades y las naciones. Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida.

Incluso la sola idea de dar, el simple deseo, o una sencilla oración, tienen el poder de afectar a los demás. Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un universo de energía e información. Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo consciente. La palabra "conciencia" implica mucho más que energía e información - implica una energía y una información que viven en forma de pensamiento. Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de transformar.

La vida es la danza eterna de la conciencia, que se manifiesta como un intercambio dinámico de impulsos de inteligencia entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el cuerpo humano y el cuerpo universal, entre la mente humana y la mente cósmica.

Cuando aprendemos a dar aquello que buscamos, activamos esa danza y su coreografía con un movimiento exquisito, enérgico y vital, que constituye el palpitar eterno de la vida.

Extraído del libro Las siete Leyes Espirituales para el Éxito, de D.Chopra

sábado, 23 de diciembre de 2017

SER COMO UN NIÑO


No hace mucho, mientras preparaba una conferencia que tenía que dar en una ciudad lejos de mi casa, tuve una extraña experiencia al mirarme en un espejo. En el despacho que se me había asignado, mi mesa de escritorio estaba adosada a una pared que era un inmenso espejo. Yo estaba allí sentado, escribiendo en mi cuaderno de notas y, cada vez que levantaba la vista, me parecía que un extraño me miraba desde el espejo. Al final, me detuve un momento y volví a mirar. No podía asimilar el hecho de que era realmente yo quien se estaba reflejando en el espejo. Recuerdo que me dije a mí mismo: «Ese es un viejo que ha alquilado mi cara».

Cuando volví a mirar pensé en el ser invisible que vive en el interior de cada uno de nosotros. En ese ser sin fronteras o forma, sin principio ni fin. Es el testigo silencioso e invisible, eterno e inmutable.

Es el niño eterno que vive dentro de nosotros. Cuando somos como niños sin edad nos convertimos en sinónimos del cielo, que representa la eternidad, donde las formas y fronteras, los principios, los finales y los altibajos, no tienen sentido.

El cielo no es un lugar con fronteras, perímetros, bordes y vallas. Más bien representa aquello que trasciende las demarcaciones.

Es lo mismo que ese niño del que habla Jesús en su parábola. Está dentro de nosotros, siempre con nosotros, siempre joven, siempre atento, siempre observando: la caída de los párpados, las arrugas de la piel, el encanecimiento del cabello. En realidad, ¡es un anciano quien tiene alquilado mi rostro estos días!

El niño eterno que hay en mí, mi observador eterno e inmutable, nada sabe de odios y juicios. No hay nada que juzgar, nadie a quien odiar. ¿Por qué? Porque no ve las apariencias, él sólo sabe mirar con amor a todas las cosas y a todos los seres. Es lo que yo denomino el «otorgador» absoluto. Sencillamente, permite que todo sea como es y sólo ve la manifestación de Dios en todas las personas que salen a su paso. Al no tener forma, tamaño, color o personalidad, este niño eterno no reconoce las distinciones vulgares.

Al no vivir tras ninguna de las fronteras establecidas por el ser humano, no puede permitirse el lujo de la identificación étnica o cultural, por lo que la lucha contra estas fronteras artificiales es imposible. Por consiguiente, este niño invisible y eterno siempre está en paz, se limita a observar y, lo más importante, a respetar.

Recientemente, una mañana que salí a correr un rato, me sentí con tanta vitalidad que salté una valla de poco más de un metro de altura cuando regresaba al hotel al final de mi carrera. Mi esposa, que me estaba mirando, lanzó un grito y me dijo: «¡No puedes hacer eso! No se saltan vallas cuando se tienen cincuenta y seis años. Te podías haber matado». Mi respuesta inmediata fue: «¡ Ah, pues se me había olvidado!». Ese yo invisible y sin edad, mi eterno observador, se olvidó por un instante de que estaba viviendo en un cuerpo que ya tenía más de medio siglo.

Para mí, este pasaje de Jesús, extraído del Nuevo Testamento, habla del proceso de dejar de identificarnos con nuestros cuerpos, de olvidarnos de nuestra identidad étnica, de nuestro idioma, de nuestro nivel cultural, de la forma de nuestros ojos o del lado de la frontera en el que hayamos nacido, para ser como niños pequeños, insensibles a estas divisiones. Jesús no estaba diciendo que fuéramos infantiles e inmaduros, indisciplinados y maleducados.

Se estaba refiriendo a ser como niños, que no juzgan y que aman, aceptan y son incapaces de colgar etiquetas a nadie ni a nada.

Cuando seamos capaces de ser como niños, nos daremos cuenta de que en todo adulto hay un niño que necesita desesperadamente salir a la luz. El niño es el que está lleno y el adulto el que está vacío. La plenitud del niño se evidencia en la paz, el amor, en el no juzgar y en respetar. La vacuidad del adulto se revela en el miedo, la ansiedad, los prejuicios y las luchas. La iluminación se puede considerar como el proceso de recordar que en el corazón de un niño hay pureza y que este amor puro y divino, junto con la aceptación, es el billete para el reino de los cielos. Haz que una de tus metas en la vida sea actuar como un niño en todo lo que hagas.

La cualidad que vemos en los genios se parece a la curiosidad de los niños. Los genios y los niños comparten el afán de explorar sin pensar en el fracaso ni preocuparse por las críticas. Creo que la palabra clave de este pasaje de Jesús es «conviertas». Se nos ha dicho que nos convirtamos en algo que es perfecto, amable, adorable y ante todo eterno. Reside en cada uno de nosotros, no puede envejecer o morir. Nos queremos convertir en ese testigo genlil y silencioso. Ese místico inocente pero imaginativo, espiritual por naturaleza, es el niño que deseamos ser. Cuando lo consigamos, abandonaremos nuestras infantiles conductas de adultos, que son las que nos impiden entrar en el reino de los cielos.

Ese reino está a tu alcance aquí y ahora, tanto en esta tierra idilio en el cielo. Lo único que has de hacer es una reconversión.


Extraído del libro La Sabiduría de todos los tiempos, de W.Dyer

viernes, 22 de diciembre de 2017

MIRE MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS


No me gusta la palabra pecado. Implica que se me juzga y se me encuentra culpable.

Puedo entender eso. Durante siglos, se han acumulado muchos puntos de vista e interpretaciones erróneas alrededor de palabras como pecado, debido a la ignorancia, a los malos entendidos o al deseo de controlar, pero contienen un centro esencial de verdad. Si usted es incapaz de mirar más allá de tales interpretaciones y por tanto no puede reconocer la realidad a la que apunta la palabra, entonces no la use. No se atasque en el nivel de las palabras. Una palabra no es más que un medio para llegar a un fin. Es una abstracción. De forma parecida a un poste indicador, señala algo más allá de sí misma. La palabra miel no es miel. Usted puede estudiar y hablar de la miel todo el tiempo que quiera, pero no la conocerá realmente hasta que la pruebe.

Después de haberla probado, la palabra se vuelve menos importante para usted. Usted no se apegará ya a ella. Similarmente, usted puede hablar o pensar en Dios continuamente durante el resto de su vida ¿pero  significa eso que conoce o ha tenido siquiera un destello de la realidad a la que se refiere la palabra? En realidad no es más que un apego obsesivo a un poste indicador, un ídolo mental.

También se aplica el sentido contrario. Si, por cualquier razón, a usted le desagradara la palabra miel, eso le impediría probarla. Si usted tuviera una fuerte aversión a la palabra Dios, lo que es una forma negativa del apego, usted podría estar negando no sólo la palabra sino también la realidad que señala. Usted estaría separándose de la posibilidad de experimentar esa realidad. Todo esto está, por supuesto, intrínsecamente relacionado con estar identificado con su mente.

Así que, si una palabra ya no funciona para usted, abandónela y reemplácela por otra que sirva. Si no le gusta la palabra pecado, entonces llámelo inconsciencia o locura. Esto puede acercarlo a la verdad, a la realidad que hay detrás de la palabra, más que una palabra como pecado, que ha sido mal usada durante mucho tiempo, y que al mismo tiempo deje poca posibilidad de culpa.

Tampoco me gustan esas palabras. Implican que hay algo mal en mí. Se me juzga.

Por supuesto que hay algo mal en usted, y no está siendo juzgado.

No pretendo ofenderlo personalmente, ¿pero no pertenece a la raza que ha matado más de cien millones de miembros de su especie solamente en el siglo XX?

¿Usted habla de culpa por analogía?

No es una cuestión de culpa. Pero mientras esté dominado por la mente egotista, usted forma parte de la locura colectiva. Quizá no ha observado muy profundamente la condición humana en su estado de dependencia de la mente egotista. Abra los ojos y observe el miedo, la desesperación, la avidez y la violencia que invaden todo. Observe la horrible crueldad y el sufrimiento en una escala inimaginable que los seres humanos han infligido y continúan infligiendo tanto unos a otros como a las demás formas de vida del planeta.

No necesita condenar. Simplemente observe. Ese es el pecado. Esa es la locura. Esa es la inconsciencia.

Sobre todo, no olvide observar su propia mente. Busque la raíz de la locura allí.


Extraído del libro El Poder del Ahora, de Eckhart Tolle

jueves, 21 de diciembre de 2017

ACTUAR CON SENCILLEZ



Los verdaderos gobernantes
apenas son conocidos por sus seguidores.
Cerca de ellos se encuentran los líderes
que la gente conoce y admira;
después de éstos, aquellos a los que temen;
después de éstos, aquellos a los que desprecian.
No dar confianza
es no recibir confianza.
Cuando se hace bien el trabajo,
sin alboroto ni ostentación,
la gente corriente dice:
«¡Oh, lo hemos hecho!».

LAO ZE
(VI a.C.)

Los verdaderos líderes rara vez poseen un título.
Piensa por qué títulos se te conoce y cómo intentas vivir conforme a los mismos. Puedes tener el título de padre o de madre, que es una tremenda responsabilidad. Cuando tus hijos busquen tu consejo porque te ven como el cabeza de familia, ten presente que lo que realmente deseas es que ellos puedan decir «lo he hecho yo solo», en lugar de darte el mérito a ti. Trata de ensalzar tus cualidades de líder estando siempre alerta para no caer en el pensamiento erróneo de que los títulos te convierten en líder. Los verdaderos dirigentes no son conocidos por sus títulos. ¡Es el ego quien necesita los títulos!

Ayudar a los demás a convertirse en líderes, mientras ejercitas en ti mismo las verdaderas cualidades del liderazgo, implica hacer un gran esfuerzo para frenar la influencia del ego. Los líderes disfrutan de la confianza de los demás, que es muy distinto a gozar de los privilegios, los halagos y el poder que el ego insiste en que son signos de liderazgo. Para recibir confianza has de dar confianza.

Observa las veces que insistes en que los demás hagan las cosas a tu manera. Laoze nos dice que un líder con esta actitud es el menos eficaz y el más despreciado. Tu estilo de mando te hará decir frases amenazadoras, como: «Te castigaré si no lo haces a mi manera». Laozi nos dice que los gobernantes que se apoyan en el miedo no están cualificados para gobernar. El líder cuya motivación
es suscitar la admiración, según Laozi tampoco es un maestro en gobernar. Los que siguen este estilo dirían: «Te daré una recompensa si haces esto como yo quiero». El verdadero líder actúa de tal manera que casi pasa desapercibido en todo el proceso.
Este líder da confianza y ánimo y sabe felicitar a los demás cuando encuentran su propio camino.

Cuando nuestros legisladores nos dicen qué es lo que necesitamos, emplean la táctica del miedo para predecir terribles consecuencias o tratan de que actuemos inducidos por admiración hacia
ellos, no son verdaderos líderes. Para ser un verdadero líder se ha de permanecer en silencio y escuchar cómo el pueblo dice: «Sí, hemos sido nosotros los que hemos creado esta gran economía».

Lo mismo sucede contigo. Para ser un verdadero líder en tu vida y en la de los demás, reprime la necesidad de reconocimiento.
Guía sin poner trabas, dando confianza siempre que puedas.
Sonríe gentilmente al deseo de fama de tu ego y reconoce en silencio tu verdadero liderazgo cuando oigas decir a los demás:
«¡Oh, sí, lo hemos hecho nosotros!». 

A continuación apunto algunas sugerencias para aplicar la sabiduría de Laoze:

• Antes de actuar, detente y pregúntate si lo que vas a decir suscitará odio, temor, admiración o autoconciencia. Elige fomentar la autoconciencia.
• Actúa sobre tu deseo de ser un verdadero líder siendo eficaz de la forma más silenciosa posible. ¡Descubre a alguien que hace algo bien!
• Sé consciente de que el ego será quien te insinúe que eres un fracaso. En lugar de verte como un fracaso porque no recibes reconocimiento alguno, recuérdate que has triunfado como líder y afablemente haz saber a tu ego que ésta es la forma de tener éxito como dirigente.

Extraído del libro La Sabiduría de todos los tiempos, de W. Dyer

miércoles, 20 de diciembre de 2017

CONOCIMIENTO vs CREENCIA


No creas en lo que has oído.
No creas en la tradición porque provenga de muchas generaciones.
No creas en nada de lo que se ha hablado muchas veces.
No creas en algo porque haya sido escrito por algún viejo sabio.
No creas en las conjeturas.
No creas en la autoridad, en los maestros o en los ancianos.
Cuando hayas observado y analizado detenidamente una cosa,
que esté de acuerdo con la razón y beneficie a uno y a todos,
entonces acéptala y vive conforme a ella.

BUDA
(563 a.C-483 a.C.)

Hay una diferencia fundamental entre haber oído habla de algo y conocerlo. «Haber oído hablar» es otra forma de decir «creer». «Conocer» es un término exclusivamente reservado para la experiencia directa, que significa la ausencia de duda. Recuerdo a un conocido curandero kahuna que respondió a mis preguntas sobre cómo llegar a ser sanador. Me dijo: «Ante una enfermedad, cuando un conocimiento se enfrenta a una creencia, el conocimiento siempre triunfa». Me explicó que los kahunas eran educados para dejar a un lado las dudas y abrazar el conocimiento.

Cuando pienso en las parábolas que presentan a Jesucristo como el gran sanador, no puedo albergar ninguna duda. Cuando Cristo se acercaba a un leproso no decía: «Últimamente no hemos tenido mucho éxito con la lepra, pero si sigues mi consejo, tendrás un treinta por ciento de posibilidades de sobrevivir en los próximos cinco años». Es fácil ver toda la duda que alberga esta frase. Él hubiera dicho desde su estado de conocimiento absoluto: «Estás curado». Éste es el mismo estado de contacto
consciente con el conocimiento que permitía a san Francisco realizar sus curaciones milagrosas. De hecho, todos los milagros resultan de transmutar la duda en conocimiento.

No obstante, la capacidad persuasiva de la influencia cultural es muy fuerte. Constantemente te están recordando lo que has o no has de creer, lo que todos los miembros de tu grupo social han creído siempre y lo que pasará si no respetas esas creencias. El miedo se convierte en el eterno compañero de tus credos y, a pesar de las dudas que puedas tener, sueles adoptarlos y se convierten en las muletas en las que apoyas tu vida mientras buscas una salida para las trampas que cuidadosamente han sembrado generaciones de creyentes anteriores a ti.

Buda nos da un gran consejo y, como podrás ver, en su conclusión no aparece la palabra «creer». Él nos dice que cuando una cosa esté de acuerdo con la razón —es decir, cuando sepas que es cierta basándote en tu observación y en tu experiencia— y beneficie a uno y a todos, entonces, sólo entonces, ¡vive conforme a ello!

Extraído del libro La Sabiduría de todos los tiempos, de W. Dyer

martes, 19 de diciembre de 2017

SENTIR EL SILENCIO: HERRAMIENTA CLAVE



Deja que tu mente tranquila escuche y se quede absorta». Ambos hablan de la importancia del silencio y del valor que tiene la meditación en nuestra vida, tanto si eres contable como si eres un avatar. Nos envían un valioso mensaje acerca de una práctica que no se fomenta mucho en nuestra cultura: la importancia de dedicar un tiempo a estar a solas y en silencio. Si deseas despojarte del sufrimiento, aprende a permanecer a solas y en silencio en una habitación y medita.

Se calcula que una persona normal tiene unos sesenta mil pensamientos distintos al día. El problema es que hoy tenemos los mismos pensamientos que ayer y los mismos que mañana. Nuestras mentes están ocupadas en la misma conversación interior de todos los días. Aprender a estar en silencio y a meditar implica descubrir cómo entrar en los espacios que existen entre los pensamientos; en los huecos, como yo los llamo. En este silencioso espacio vacío entre nuestros pensamientos, podemos disfrutar de una sensación de paz total que normalmente nos es desconocida. En él, cualquier pensamiento ilusorio de separación se aniquila. Sin embargo, si tienes sesenta mil pensamientos distintos al día, no hay tiempo para entrar en ese hueco entre pensamientos, ¡porque no existe!

En la mayoría de los casos, nuestra mente trabaja a un ritmo vertiginoso día y noche. Nuestros pensamientos son un maremágnum continuo de horarios, preocupaciones económicas, fantasías sexuales, listas de la compra, problemas con las cortinas, inquietud por los hijos, planes de vacaciones y así sucesivamente, como un carrusel que nunca para. Esos sesenta mil pensamientos suelen girar en torno a las actividades cotidianas y crean unas pautas mentales que no dejan lugar para el silencio.

Estas pautas refuerzan nuestra opinión de que los vacíos que se producen en las conversaciones (silencios) se han de llenar rápidamente.

Para muchos, el silencio supone una situación embarazosa y un defecto social. Por consiguiente, aprendemos a llenar esos espacios, independientemente de si el relleno tiene algún sentido.

Los períodos de silencio dentro de un vehículo o en una cena se perciben como momentos difíciles y la gente de mundo sabe cómo llenarlos con algún tipo de ruido.

Lo mismo hacemos con nosotros mismos; no estamos preparados para el silencio, nos resulta pesado y nos causa confusión. Por lo tanto, mantenemos el diálogo interior igual que el exterior. No obstante, en ese lugar para el silencio el viejo maestro Pitágoras nos dice que dejemos que nuestra mente permanezca tranquila y absorta: la confusión desaparecerá y nos sentiremos iluminados. La meditación afecta también a la calidad de las actividades que no hacemos en silencio. La práctica diaria de la meditación es lo único que proporciona a mi vida sensación de bienestar, una mayor energía y una productividad más consciente, relaciones más satisfactorias y una relación más estrecha con Dios.

La mente es como un lago. En la superficie ves el movimiento del agua; sin embargo, la superficie no es más que una parte del lago. Bajo la superficie, en la quietud de las profundidades, conocerás la verdadera esencia del lago, como la de tu propia mente.

Al atravesar la superficie, llegas a los espacios que hay entre los pensamientos y puedes entrar en esos huecos. El hueco es vacuidad total o silencio, y es indivisible. No importa cuántas veces cortes el silencio por la mitad: siempre obtendrás silencio. Esto es lo que significa el «ahora». Quizá sea la esencia de Dios, que no se puede separar de la unidad.

Extraído del libro La sabiduría de todos los tiempos, de W.Dyer

lunes, 18 de diciembre de 2017

HONRAR A TUS GRANDES MAESTROS


¿Quiénes son las personas que te irritan y te ponen frenético? ¿Tu cónyuge? ¿Tus hijos? ¿Tus padres? ¿Cierto empleado? ¿Tu jefe? ¿Un vecino? Estoy hablando de los que realmente te enojan. Cualquier otra persona podría decir lo mismo y lo pasarías por alto alegremente e incluso responderías en un tono de lo más espiritual y amoroso: «Gracias por compartir...». Es evidente que estas personas, que te hacen sentirte frustrado y te trastornan con una simple mirada de desaprobación o gesto ceñudo no son una amenaza a que seas un instrumento de paz. Son tus mayores maestros.

Empieza a reconocer que todas estas personas son tus maestros y te ayudan a ser un instrumento de paz. Eso es, son tus guías y tienen mucho que enseñarte. Cada vez que creas que otra persona está causando el desorden y el caos que sientes es el momento de reconocer que te está permitiendo descubrir que todavía no te dominas. Así es, necesitabas un recordatorio de paz. Recuerda: estás en estado de iluminación cuando te hallas inmerso en la paz y rodeado de ella. Cualquier persona a quien des autoridad para eliminar de ti ese estado es un recordatorio de lo que has de hacer para estar más en paz.

En mi caso, mi esposa e hijos son mis mayores maestros. Llamo a estos maestros tan especiales mis compañeros del alma. Mi definición de un compañero del alma no es alguien que está de acuerdo conmigo en todo, comparte los mismos intereses y siempre trata de complacerme. Defino los compañeros del alma como las personas a las que amas profundamente, pero de las que no puedes deshacerte, que siempre están ahí y con los que a menudo estás en desacuerdo. Estos compañeros del alma son tus mayores maestros porque son un recordatorio continuo, enviado por Dios, para que te ayuden a dominarte. Así que es tremendamente beneficioso que seas consciente de que has de honrar a estas personas.

Mi esposa es una de ellas. Hace muchos años que estamos juntos y hemos capeado juntos vanas crisis, pero aún a veces puede alterarme algo que ha dicho o el tono de voz que utiliza. Sé que si me lo hubiera dicho cualquier otra persona no le habría hecho caso y al instante habría estado en paz. Sin embargo, con mi compañera del alma no estoy en paz. Asimismo, he dado a mis hijos el mismo poder.

Cuando reflexiono sobre algo que me ha trastornado, me doy cuenta de que una vez más no he superado esta sencilla prueba: la capacidad de estar en paz frente a mis maestros. Para ser un instrumento de tu paz hay que ser capaz de irradiar lo que somos por dentro. Independientemente de cuándo los encontremos, nuestros maestros están ahí para ayudarnos a ser un instrumento de paz. Algún día, seguramente poco a poco, sabré estar en paz incluso en los momentos en que mis mayores maestros están realizando su mejor trabajo.

Extraído del libro La Fuerza del espíritu, de W.Dyer

domingo, 17 de diciembre de 2017

LA ADICCIÓN Y LA BÚSQUEDA DE LA PLENITUD



¿Por qué nos volveríamos adictos a otra persona?

La razón por la que la relación de amor romántico es una experiencia tan intensa y universalmente perseguida es que parece ofrecer la liberación de un estado profundamente arraigado de miedo, necesidad, carencia y falta de plenitud que es parte de la condición humana en su estado no redimido o iluminado. Hay una dimensión física y otra psicológica en este estado.

En el nivel físico, usted obviamente no está completo, ni lo estará nunca: es un hombre o una mujer, es decir, la mitad del todo. En este nivel, la añoranza de la plenitud - el retorno a la unidad - se manifiesta como una atracción entre el macho y la hembra, la necesidad del hombre de una mujer, la necesidad de la mujer de un hombre. Es un impulso casi irresistible de unión con la polaridad de energía contraria. La raíz de este impulso es espiritual: la añoranza del fin de la dualidad, un retorno al estado de plenitud. La unión sexual es lo más cerca que usted puede estar de este estado en el plano físico. Por eso es la experiencia más profundamente satisfactoria que puede ofrecer el reino físico. Pero la unión sexual no es más que un atisbo fugaz de la plenitud, un instante de bienaventuranza. Mientras se busque inconscientemente como un medio de salvación, usted está buscando el fin de la dualidad en el nivel de la forma, donde no puede encontrarse. Usted recibe un atisbo tantálico del cielo, pero no se le permite habitar allí y se encuentra a sí mismo de nuevo en un cuerpo separado.

En el nivel psicológico, la sensación de carencia y de falta de plenitud es, acaso, aún mayor que en el nivel físico. Mientras esté identificado con la mente, usted tiene un sentido de sí mismo derivado del exterior. Es decir, usted obtiene el sentido de quién es de cosas que en últimas no tienen nada que ver con quién es usted: su papel social, las posesiones, la apariencia externa, los éxitos y fracasos, los sistemas de creencias, etcétera. Este ser falso, elaborado por la mente, el ego, se siente vulnerable, inseguro y siempre está buscando cosas nuevas con las cuales identificarse para que le den una sensación de que existe. Pero nunca nada es suficiente para darle una realización duradera. Su miedo y su sentido de carencia y necesidad permanecen.

Pero entonces llega esta relación especial. Parece ser la respuesta a todos los problemas del ego y llenar todas sus necesidades. Al menos así parece al principio. Todas las demás cosas de las que usted derivaba su sentido de sí mismo antes, ahora se vuelven relativamente insignificantes. Usted tiene ahora un solo punto focal que las reemplaza a todas, da sentido a su vida, y a través del cual usted define su identidad: la persona de la que está "enamorado". Ya no es un fragmento desconectado en un universo carente de afecto, o eso parece. Su mundo ahora tiene un centro: el amado. El hecho de que el centro esté fuera de usted y que, por lo tanto, usted todavía tenga un sentido de sí mismo derivado del exterior, no parece importar al principio. Lo que importa es que los sentimientos subyacentes de no plenitud, miedo, carencia y falta de realización, tan característicos del estado egotista, ya no están ahí. ¿O sí? ¿Se han disuelto o continúan existiendo bajo la feliz realidad superficial?

Si en sus relaciones usted experimenta "amor" y su contrario - ataque, violencia emocional, etcétera - es probable que esté confundiendo el apego del ego y la dependencia adictiva con el amor. Usted no puede amar a su pareja un momento y atacarla al siguiente. El verdadero amor no tiene contrario. Si su "amor" tiene un contrario, entonces no es amor sino una fuerte necesidad del ego de un sentido más profundo y completo de sí mismo, una necesidad que la otra persona llena temporalmente. Es el sustituto del ego para la salvación y por un corto tiempo casi se siente como la salvación.

Pero llega un punto en el que su pareja actúa de forma que deja de llenar sus necesidades, o más bien las de su ego. Los sentimientos de temor, dolor y carencia, que son una parte intrínseca de la conciencia egotista pero que habían sido ocultados por la "relación amorosa", ahora salen a la superficie. Igual que con cualquier otra adicción, usted está en un punto alto cuando la droga está disponible, pero invariablemente llega un momento en que la droga ya no le hace efecto. Cuando vuelven a aparecer esos sentimientos dolorosos, usted los siente incluso con más fuerza que antes, más aún, ahora percibe a su pareja como la causa de esos sentimientos. Esto quiere decir que los proyecta hacia afuera y ataca al otro con toda la violencia salvaje que es parte de su dolor. Este ataque puede despertar el dolor de la pareja y él o ella puede contraatacarlo. En ese punto el ego todavía espera inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación serán suficiente castigo para inducir a su pareja a cambiar su conducta, de modo que pueda usarla de nuevo como protección de su dolor.

Toda adicción surge de una negativa inconsciente a enfrentar el dolor y salir de él. Toda adicción comienza con dolor y termina con dolor. No importa a qué sustancia sea usted adicto - alcohol, comida, drogas legales o ilegales, o una persona - usted está usando algo o a alguien para ocultar su dolor. Por eso, después de que la euforia inicial ha pasado, hay tanta infelicidad, tanto dolor en las relaciones íntimas. Ellas no producen dolor o infelicidad. Sacan a la luz el dolor y la infelicidad que ya hay en usted. Toda adicción hace eso. Toda adicción llega a un punto en el que ya no funciona para usted y entonces usted siente el dolor más intensamente que nunca.

Esa es una de las razones por las que la mayoría de las personas están siempre intentando escapar del momento presente y buscando algún tipo de salvación en el futuro. Lo primero que podrían encontrar si enfocaran su atención en el Ahora es su propio dolor y eso es lo que temen. Si supieran lo fácil que es acceder en el ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y el dolor, a la realidad que disuelve la ilusión. Si sólo supieran cuán cerca están de su realidad, cuán cerca de Dios.

Evadir las relaciones en un intento por evitar el dolor no es la solución tampoco. El dolor está ahí de todos modos. Es más probable que tres relaciones fallidas en tres años lo obliguen a despertar que tres años en una isla desierta o aislado en su habitación. Pero si pudiera traer intensa presencia a su soledad, eso también funcionaría para usted.

Extraído del libro El Poder del Ahora, de Echart Tolle

sábado, 16 de diciembre de 2017

EL SUFRIMIENTO PASADO: DISOLVER EL CUERPO DEL DOLOR


Mientras sea incapaz de acceder al poder del Ahora, cualquier dolor emocional que usted experimente dejará un residuo de sufrimiento que permanecerá en usted. Se funde con el dolor del pasado, que ya estaba allá, y se aloja en su mente y en su cuerpo. Esto, por supuesto, incluye el dolor que sufrió cuando niño, causado por la inconsciencia del mundo en el que nació.

Este dolor acumulado es un campo de energía negativa que ocupa su cuerpo y su mente. Si usted lo considera como una entidad invisible con derecho propio, está bastante cerca de la verdad. Es el cuerpo del dolor emocional. Tiene dos formas de ser: latente y activo. Un cuerpo del dolor puede estar latente el noventa por ciento del tiempo; en una persona profundamente infeliz, sin embargo, puede estar activo hasta el cien por ciento del tiempo. Algunas personas viven casi completamente a través de su cuerpo del dolor, mientras otras pueden experimentarlo solamente en ciertas situaciones, tales como las relaciones íntimas o situaciones ligadas a pérdidas o abandono en el pasado, heridas físicas o emocionales y así sucesivamente. Cualquier cosa puede dispararlo, especialmente si resuena con un patrón de dolor de su pasado: Cuando está listo para despertar de su etapa latente, incluso un pensamiento o un comentario inocente hecho por alguien cercano a usted puede activarlo.

Algunos cuerpos del dolor son molestos, pero relativamente inofensivos, como un niño que no deja de lloriquear, por ejemplo. Otros son monstruos malignos y destructivos, verdaderos demonios. Algunos son violentos físicamente; muchos más lo son emocionalmente. Algunos atacan a las personas que están cerca de usted, otros a usted, que es quien los aloja. Los pensamientos y sentimientos que usted tiene sobre su vida se vuelven entonces profundamente negativos y autodestructivos. Las enfermedades y los accidentes se producen a menudo por eso. Algunos cuerpos del dolor llevan al suicidio a quienes los albergan.

Cuando usted pensaba que conocía a una persona y de repente se enfrenta por primera vez a esa criatura ajena y desagradable, recibe toda una conmoción. Sin embargo es más importante observarla en usted mismo que en otro. Esté atento a cualquier signo de infelicidad en cualquier forma, puede ser el cuerpo del dolor que despierta. Puede tomar la forma de irritación, impaciencia, humor sombrío, un deseo de hacer daño, ira, cólera, depresión, la necesidad de drama en su relación amorosa y así sucesivamente. Atrápelo en el momento en que despierta de su estado latente.

El cuerpo del dolor quiere sobrevivir, simplemente como cualquier otra entidad existente, y sólo puede hacerlo si logra que usted inconscientemente se identifique con él. Entonces puede levantarse, dominarlo a usted, "volverse usted", vivir a través de usted. Necesita obtener su "alimento" a través de usted. Se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su propio tipo de energía, cualquier cosa que cree más dolor en alguna forma: rabia, destructividad, odio, tristeza, drama emocional, violencia e incluso enfermedad. Así pues, el cuerpo del dolor, cuando lo ha dominado, crea una situación en su vida que refleja su propia frecuencia de energía para alimentarse de ella. El dolor sólo puede alimentarse de dolor. No puede alimentarse de alegría, ya que la encuentra indigestible.

Una vez que el cuerpo del dolor lo ha dominado, usted quiere más dolor. Se vuelve una víctima o un victimario. Usted quiere infligir dolor, o sufrirlo, o las dos cosas. De hecho no hay mucha diferencia entre ellas.

Usted no es consciente de esto, por supuesto, y afirmará vehementemente que no quiere sufrir. Pero observe detenidamente y descubrirá que su pensamiento y su conducta están diseñados para conservar el dolor, en usted mismo y en los demás. Si usted fuera verdaderamente consciente de ello, el patrón se disolvería, porque querer más dolor es demencia y nadie está demente conscientemente.

El cuerpo del dolor, que es la sombra oscura que proyecta el ego, tiene miedo en realidad de la luz de su conciencia. Tiene miedo de que lo descubran. Su supervivencia depende de la identificación inconsciente que usted tiene con él, así como de su miedo inconsciente a enfrentar el dolor que vive en usted. Pero si usted no lo enfrenta, si no trae la luz de su conciencia al dolor, se verá obligado a volverlo a vivir una y otra vez. El cuerpo del dolor puede parecerle un monstruo peligroso que no soporta mirar, pero le aseguro que es un fantasma sin sustancia que no puede prevalecer contra el poder de su presencia.

Algunas enseñanzas espirituales afirman que todo el sufrimiento es en últimas una ilusión, y es verdad. La cuestión es: ¿Es verdad esto para usted? Una mera creencia no lo hace verdad. ¿Quiere experimentar dolor por el resto de su vida y continuar diciendo que es una ilusión? ¿Lo libera esto de él? De lo que se trata aquí es de cómo puede usted realizar esta verdad, es decir, hacerla real en su propia experiencia.

Así pues, el cuerpo del dolor no quiere que usted lo observe directamente y lo vea como es. En el momento en que lo observa, en que siente su campo de energía en usted y dirige su atención hacia él, la identificación se rompe. Ha aparecido una dimensión de conciencia más alta. La llamo presencia. Ahora usted es testigo u observador del cuerpo del dolor. Esto significa que no puede usarlo ya aparentando ser usted, y ya no puede reaprovisionarse a través de usted. Usted ha encontrado su fuerza interior. Ha accedido al poder del Ahora.


Extraído del libro El Poder del Ahora de Echart Tolle

viernes, 15 de diciembre de 2017

MENTE RICA, MENTE POBRE


Este es un tema importante, no sólo porque tiene un efecto directo en nuestra vida, sino también porque es rápido y fácil hacer evidentes nuestros sentimientos, pensamientos y actitudes sobre el dinero. Para la mente que mantiene limitados sistemas de creencias, pensamientos y sentimientos negativos, el dinero es un "problema". Es una fuente de preocupaciones sin fin y ansiedad, desesperación y desesperanza, o de vanidad, orgullo, arrogancia, intolerancia hacia los demás, celos, y envidia. Lo peor es que al final toda negatividad deriva en una sensación de limitación económica, carencia y privación. En esta área, la sensación "no puedo", debido al miedo y la limitación es a menudo rodeada al simplemente evitar el tema del dinero y resignarse a un bajo estatus económico social como "inevitable".

El inconsciente nos trae lo que creemos que nos merecemos. Si nuestra visión de nosotros mismos es pequeña, limitada y mezquina, -debido a la culpa acumulada-, entonces el inconsciente nos traerá esas condiciones económicas a nuestra vida. Nuestras actitudes sobre el dinero se pueden descubrir cuando nos fijamos en las muchas cosas que él significa. Por ejemplo, podemos ver el grado al cual asienta la seguridad, el poder, el glamour, la atracción sexual, la competición por el éxito, la autoestima, y nuestra valoración para los demás y para el mundo.

Es muy útil sentarse con lápiz y papel y, bajo el título "Dinero", empezar a delimitar cuál es sus verdadero significado en todos los diversos caminos de la vida. A continuación, escribe los sentimientos que se asocian a cada área y comienza a entregar cada sentimiento negativo y actitud. Al hacer esto, haremos el sorprendente descubrimiento de que el dinero en y por sí mismo no es el problema más básico. Más importante que el dinero en sí son las satisfacciones emocionales que esperamos que sean nuestras por el uso de ese dinero.

Digamos que, detrás del deseo por el dinero, descubrimos que una de nuestras metas es ser respetado y valorado. Al descubrir esto, encontramos que no es el dinero en sí lo que nos interesa; sino nuestro respeto y el sentimiento de valor interior. Vemos que el dinero era sólo una herramienta para lograr algo más y que, de hecho, no es el dinero lo que queremos en absoluto, sino el propio respeto por nosotros mismos y estima que pensamos que nos traería. También se nos ocurrirá que las metas que nos pareció que el dinero nos traería pueden ser alcanzadas directamente. Cuanto mayor sea nuestra autoestima interior, menos necesitamos la aprobación de los demás.

A medida que desvelamos esta consciencia, el dinero tiene un significado diferente en cada área de la vida. El dinero se subordina ahora a las metas más elevadas y no un fin en sí mismo.

Sin ser conscientes de lo que el dinero significa para nosotros emocionalmente, estamos con su efecto. Estamos siendo dirigido por nuestras creencias inconscientes sobre el dinero y todos sus programas asociados. Es como el millonario que sigue acumulando más y más millones. Nunca parece ser suficiente. ¿Por qué es así? Esto se debe a que nunca se detuvo a ver lo que el dinero realmente significa para él. 

Si obsesivamente perseguimos el dinero o los otros símbolos de riqueza, es porque nuestra auto- valoración interior es tan pequeño que se necesita una cantidad enorme de dinero para compensarla. La inseguridad interior es tan extensa que ninguna cantidad de dinero puede superarla. Se podría decir que cuanto más pequeños nos sentimos por dentro, mayor cantidad de poder, dinero y glamour debe ser acumulado a fin de tratar de compensar la pequeñez interior.

Cuando estamos en un estado de entrega, somos libres de esa pequeñez interior, inseguridad y baja autoestima. Entonces, el dinero se convierte en un mero instrumento para alcanzar nuestras metas en el mundo.

Tenemos la seguridad interior, sabiendo que siempre habrá abundancia suficiente. Siempre conseguiremos lo que necesitemos cuando lo necesitemos, porque tenemos una sensación interior de plenitud, cumplimiento y satisfacción. El dinero, entonces, se convierte en una fuente de placer en lugar de una fuente de ansiedad.

En un cierto nivel, incluso podemos parecer indiferentes al dinero.

Cuando lo necesitemos para completar un proyecto, como por arte de magia aparecerá por algún lugar. Nos sentimos indiferente a el porque estamos conectados a la fuente de nuestro propio poder. Cuando re-tomamos el poder que le habíamos dado al dinero y vemos que es nuestro propio poder, ya no estamos preocupados con el dinero, ni tenemos necesidad de acumular una gran cantidad de él. Una vez que tenemos la fórmula del oro, no necesitamos llevar una bolsa con el en nuestro hombro con todas sus preocupaciones y ansiedades concomitantes.

El problema de la acumulación excesiva de dinero, por supuesto, es el constante temor a perderlo. Es tragicómico ver a alguien con 50 millones de dólares tener prácticamente un ataque de nervios porque, al supervisar un negocio, perdió 10 millones de dólares. El hombre se encontraba auténticamente en estado de pánico. Emocionalmente, estaba paralizado de que no fuera capaz de sobrevivir en el planeta con sólo 40 millones de dólares. La persona que sufre de pobreza interior es implacablemente impulsada a acumular en el nivel material. Con esta pobreza interior, se da toda la actitud del egoísmo o sus correlatos de la vanidad y falso orgullo.

Es muy común para las personas que utilizan la técnica del dejar ir de repente encontrarse en la abundancia. Actores que lucharon por un papel y ahora son protagonistas en Hollywood. Un dramaturgo al borde de la pobreza se convirtió en un productor de gran éxito en Broadway. Paradójicamente, algunas personas se han vuelto tan indiferente sobre el dinero que han optado por deshacerse de una gran cantidad de dinero y vivir una vida mucho más sencilla. Ellos ya no están interesados en el dinero; tienen dominio sobre el. Las satisfacciones interiores que habían buscado por medio del dinero son satisfechas ahora directamente, por lo que la felicidad interior es independiente de la riqueza exterior. En este estado de libertad interior, uno es independiente del mundo exterior y ya no está en el efecto de el. Esto se debe a que uno trasciende lo que uno ha dominado.

Extraído del libro Dejer ir. El Arte de la entrega, del Dr. D. Hawkins

jueves, 14 de diciembre de 2017

EL MALVADO QUE TODOS LLEVAMOS



Apoderándonos de la "Sombra"

Uno de los bloqueos para el desarrollo emocional es el miedo a lo que se encuentra sepultado en nuestro inconsciente. Carl Jung llamó a esta zona, que no estamos dispuestos a ver y apropiarnos, la "sombra". Dijo que el yo no puede ser sano y pleno a menos que veamos y reconozcamos la sombra.

Esto significa que sepultado dentro de todos nosotros, en lo que Jung llamó el "inconsciente colectivo", está todo lo que menos nos gusta admitir sobre nosotros mismos. El humano medio, dijo, habría preferido proyectar su sombra sobre el mundo, condenarla y verla como el mal, pensando que su problema es combatir el mal en el mundo. En realidad, el problema no es otro que el de reconocer la presencia de tales pensamientos e impulsos en nosotros mismos. Al reconocerlos, se vuelven silenciosos. Una vez silenciados, ya no se ejecutan inconscientemente.

Al examinar nuestros miedos a lo desconocido, que son en realidad a los miedos a lo que hay en las profundidades del inconsciente, es útil tener sentido del humor. Una vez vista y reconocida, la sombra ya no tiene ningún poder. De hecho, es sólo nuestro miedo a esos pensamientos e impulsos el que les dan algún poder. Una vez que nos familiaricemos con nuestra sombra, ya no tendremos que proyectar nuestros temores sobre el mundo, y comenzarán a evaporarse rápidamente.

¿Que hace a los interminables programas de la televisión, que se ocupan de los delitos y sus diversas formas, tan atractivos? Es porque lo que se está representado en la pantalla, donde es seguro, son todas las fantasías inconscientes y prohibidas de nuestra propia psique. Una vez que estemos dispuestos a ver las mismas acciones de la pantalla de TV en nuestras propias mentes y verlas donde realmente se originan, la atracción a ese "entretenimiento" desaparece. Las personas que han reconocido el contenido de su propia sombra no tienen ningún interés en el crimen, la violencia ni los desastres terribles.

Uno de los bloqueos para familiarizarse con los miedos de la propia mente es el miedo a las opiniones de los demás. El deseo de su aprobación recorre nuestras mentes en una fantasía constante. Nos identificamos con las opiniones de los demás, incluidas las figuras de autoridad, y se unen estas de tal manera que realmente escuchamos nuestra propia opinión sobre nosotros mismos.

Al analizar los miedos, después, es bueno recordar que Carl Jung vio a este almacén de lo prohibido dentro de la sombra como una parte del inconsciente colectivo. El término inconsciente colectivo significa que todos tenemos estos pensamientos y fantasías. No hay nada único en ninguno de nosotros en cuando a la manera en la que simbolizamos nuestras emociones.

Todo el mundo secretamente alberga el temor de que son tontos, feos, antipáticos, y fracasados.

La mente inconsciente no está bien educada. Piensa en conceptos vulgares. Cuando piensa en la frase "¡Mata al vagabundo!", El inconsciente literalmente entiende eso. Obsérvate atentamente la próxima vez que alguien te interrumpa el tráfico, e imagina lo que realmente le harías a esa persona si fueras estrictamente honesto contigo mismo y no censuraras las imágenes que te vienen a la mente. Te gustaría echarlo de la carretera, ¿no? Pulverizarlo. Empujarlo hacia la cuneta. ¿No es así? ¿No es esa la forma en la que el inconsciente piensa.?

La razón por la que el sentido del humor es útil es porque estas imágenes son cómicas una vez nos fijamos en ellas. No hay nada terrible en ello; es sólo la forma en la que el inconsciente se encarga de las imágenes.

Esto no quiere decir que seas una mala persona o que seas potencialmente un delincuente. Sólo significa que has conseguido ser honesto y enfrentarte a cómo la mente animal humana actúa en esta dimensión. No hay nada por lo que ser melodramático, auto-crítico, o trágico en relación a esto. El

inconsciente es grosero e incivilizado. Mientras tu intelecto hacia el bachillerato, ¡tu inconsciente permaneció en la selva donde todavía se balanceaba entre los árboles! Al observar el lado de la sombra no es momento de ser remilgado o aprensivos. Tampoco es momento de tomarla literalmente, porque los símbolos del inconsciente son sólo eso: son símbolos, y son primitivos por naturaleza. Si los trabajamos conscientemente, pueden vigorizarnos en lugar de inhibirnos.

Se necesita una gran cantidad de energía para mantener sepultada la sombra y suprimir nuestros múltiples miedos. El resultado es que se agota la energía. En el nivel emocional, esto es expresado como una inhibición de la capacidad de amar.

En el mundo de la conciencia, lo semejante atrae a lo semejante, por lo que el miedo atrae solo miedo, e igualmente su corolario es cierto, el amor atrae al amor. Cuanto más temor tenemos, más situaciones temibles atraeremos a nuestra vida. Cada miedo requiere de energía adicional para crear un dispositivo de protección hasta que, finalmente, toda nuestra energía se vierte en nuestras medidas defensivas extensas. La voluntad de observar el miedo y trabajar con el hasta que estemos libres de el trae recompensas inmediatas.

Cada uno de nosotros tiene dentro de si mismo un almacén de miedo suprimido y reprimido. Esta cantidad de miedo se vierte en todos los ámbitos de nuestra vida, colorea toda nuestra experiencia, mengua nuestra alegría en la vida, y se refleja en la musculatura de la cara de manera que afecta a nuestro aspecto físico, nuestra fortaleza física y el estado de salud de todos los órganos del cuerpo. El miedo sostenido y crónico suprime gradualmente el sistema inmunológico del cuerpo. Con la pruebas de kinesiológica, podemos demostrar al instante que un pensamiento temeroso causa una importante reducción de la fuerza muscular y trastornar el flujo de energía de los meridianos energéticos a los órganos vitales del cuerpo. Aunque sabemos que es totalmente perjudicial para nuestras relaciones, nuestra salud y nuestra felicidad, todavía nos aferramos al miedo. ¿Por qué es así?

Tenemos la fantasía inconsciente de que el miedo nos mantiene con vida; esto es así porque el miedo se asocia a todo nuestro conjunto de mecanismos de supervivencia. Tenemos la idea de que, si dejáramos el miedo, nuestro mecanismo de defensa principal, nos volveríamos de alguna manera vulnerables. En realidad, la verdad es todo lo contrario. El miedo es lo que nos ciega a los peligros reales de la vida. De hecho, el propio miedo es el mayor peligro al que el cuerpo humano se enfrenta. Es el miedo y la culpa lo que provoca la enfermedad y el fracaso en cada área de nuestras vidas.

Extraído del libro Dejar ir. El camino de la entrega , del Dr. D. Hawkins

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