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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

martes, 6 de febrero de 2018

LAS METAS DEL EGO (III) La libertad de la química



El uso de una sustancia química para sentirse libre es el ego en el peor de sus aspectos: una ilusión que alimenta una ilusión. El uso de sustancias químicas genera alucinaciones y delirios en la vida cotidiana.

El coste de esta forma de abordar la libertad es la libertad misma.

El precio de las breves experiencias de libertad fundadas en el consumo de drogas lo pagan demasiados seres humanos. Nacen bebés adictos a la cocaína; adolescentes que se prostituyen para pagarse la droga, se destruyen familias y vidas; hay una escalada en la delincuencia, la productividad disminuye; la pobreza aumenta; las condiciones de vida se convierten en inhumanas.

La búsqueda de la libertad mediante el uso de sustancias químicas ha atrapado a los consumidores en una vida en la que no se tiene nunca lo suficiente. El ego le dice a tal consumidor: «Serás libre cuando experimentes el éxtasis que se consigue con esta sustancia química».

Pero el placer no pasa de ser físico. Dura sólo un momento. Y lueg vuelve a presentarse el ego, exigiendo màs.. Nunca se llega a la libertad por ese sendero. Uno acaba haciendo cualquier cosa por conseguir aquello que ha acabado despreciando.

¿Es auténtica libertad esto? Si lo fuera, uno sentiría que ha llegado al punto de la satisfacción. Uno diría: «¡Esto es! No necesito nada más».

Cuando se supera el ego, de modo simultáneo uno traba amistad con la amorosa presencia divina que reside dentro de todos. Entonces el sujeto se dirá: «Esto es. No necesito nada más. Quiero más amor, más vida, más propósito; todo lo cual parece alcanzable gracias a mi yo espiritual y el conocimiento de mi senda. Quiero autenticidad; no necesito una dosis de droga ni una resaca, ni empobrecerme para alimentar mi hábito».

La idea de que una sustancia química proporciona libertad es falsa.

Lo único que obtendrá de una idea falsa es la necesidad de más e insudar vida al falso yo, al ego.

Extraído del libro Tus Zonas Sagradas , de W.Dyer.

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