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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

miércoles, 14 de marzo de 2018

LOS DIVIDENDOS QUE OBTIENE EL EGO AL FOMENTAR LA AGITACIÓN




El ego —la falsa idea que todos tenemos de nosotros mismos—, quiere mantener este persistente estado de enfrentamiento interno por unas razones muy sólidas. Cuando uno entiende su ego, tiene mucha más capacidad para dominarlo. Cuando sepa por qué el ego se comporta como lo hace, será capaz de llevar a cabo los ajustes necesarios para que su yo espiritual posea una mayor influencia sobre su existencia.

He aquí algunas de las razones por las que el ego le mantiene en ese estado de agitación interna:

• Lo más importante, el ego ha estado con usted desde la infancia. Casi todas las personas que usted ha conocido lo han alimentado. Los antepasados de estas personas también se vieron dominados por su ego.

Su ego quiere sobrevivir. Si consigue mantenerle en un estado de agitación impedirá que conozca su yo espiritual. Desde la perspectiva del ego, Dios es una enorme amenaza. Así que hará todo lo que pueda para impedir que goce de esa placidez interna donde la voz de Dios es tan hermosamente clara.

• Su ego no quiere que cambie. Verse a uno mismo como un ser importante y especial nutre al ego y lo mantiene funcionando a pleno rendimiento.

A pesar de que el ego es en sí mismo una ilusión que lleva consigo, se comporta como si tuviera vida propia.

Su ego realizará todos los esfuerzos del mundo para convencerle de que no necesita cambiar. De hecho, si está preguntándose por qué no debería sentirse especial, podría estar escuchándolo en este mismo momento.

Ese es el tipo de pensamiento que le ha impedido realizar los cambios que conducen a la paz interior. Cuanto más le asalten tales ideas, más feliz será el ego.

• El ego se crece con el miedo. Cuando usted tiene miedo, está a merced del ego. El miedo le impulsará a comportarse de maneras que minan su yo espiritual.

Su yo superior le dice que no hay nada que temer, que el amor es la respuesta a todo y que Dios es amor. Su amorosa esencia divina le asegura que no tiene necesidad de sentirse culpable ni temeroso, y que si se siente así eso desaparecerá cuando alcance paz interior.

Pero el ego quiere que mantenga la sensación de miedo. Vivir en el miedo es una manifestación de que no confía en la energía divina ni en su sabiduría interna. Esta presencia del miedo confirma la abdicación de su yo espiritual y la creencia de que Dios no sabe lo que está haciendo.

Lo opuesto del miedo no es la valentía: es el amor.

Cuando siente amor dentro de sí, usted no siente ni culpabilidad ni miedo. Sabe que todo lo que está experimentando tiene su razón, incluso sus aflicciones, que son sus más grandes maestros, y la muerte de su cuerpo, destinó de todo lo manifiesto. Usted sabe que la muerte es una recompensa, no un castigo. Por lo tanto, no tiene nada que temer a menos que escuche a su ego cuando alienta el miedo y aparta a Dios de su lado.

• Su ego quiere que no cese de buscar más cosas que consumir y más posesiones que tener. Cuanto más acelerada sea su vida, menos tiempo tendrá para conocer su esencia espiritual. El ego le alienta para que permanezca ocupado, para que se mantenga en movimiento y evite la búsqueda espiritual.

• Su ego quiere que mire hacia fuera. Quiere que continúe mirando en la dirección equivocada para que no note la presencia de Dios en su vida. Al mirar al exterior uno alienta la presencia del ego.

Las consecuencias serán que de modo constante sentirá la presión de compararse con otros; la necesidad de derrotar a otros con el fin de sentirte poderoso o importante; de tener más y mejores juguetes; de acumular más trofeos. Todo este mirar al exterior es obra del ego. Siempre que se niegue a escuchar, él gritará que tiene que sentirse molesto cuando otros le superan; que no vale nada cuando pierde; que ser el número uno es más importante que nada; que conformarse con menos es admitir que se es un perdedor.

Todas estas creencias están profundamente arraigadas en usted. Le resulta muy difícil imaginar siquiera el no tenerlas, porque los esfuerzos de su ego y de los egos de muchos otros han estado trabajando duro para convencernos de que es la única manera de ser. Mirar al exterior provoca una sensación interna de conflicto y agitación que hará que continúe persiguiendo las pompas que le ofrece el ego.

Una sensación de paz desafiaría esas arraigadas ideas, y podría significar la muerte de su falso yo. Su ego está en lucha con su deseo de paz, y no aflojará la presa de buen grado. Gritará más y más fuerte, pero recuerde que se acobardará cuando se encare con la luz de Dios.

Éstas son algunas de las estrategias de su ego para mantenerle alejado de la paz. Le he proporcionado algunas opciones para las tácticas persuasivas del ego. Tenga presente que usted puede dominar ese ego mediante su voluntad. Lo único que hace falta es la determinación de vivir según los dictados de su yo espiritual.

Extraído del libro Tus Zonas Sagradas, de W:Dyer

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