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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

jueves, 8 de marzo de 2018

DE LA AGITACIÓN A LA PAZ



Trascender las identidades del ego

La flor se desvanece por sí misma al crecer el fruto. Así se desvanecerá tu yo interior al crecer el divino dentro de ti   VlVEKENANDA


Sé que puedo conectar mi mente con la mente divina y garantizarme la paz en cualquier momento

La pregunta que más a menudo se me formula con respecto al papel del yo espiritual y el ego es: «¿Cómo sé si es mi ego o mi yo espiritual el que me llama en un determinado momento?». La tercera parte, que comienza con este capítulo, ha sido escrita para guiarle hasta la respuesta a esta pregunta.

En cualquier momento de su existencia usted escoge entre dos imágenes de sí mismo. Las opciones son la que le ofrece su alma o yo espiritual, la voz de Dios, y la que le ofrece el ego o la falsa idea de usted mismo. Decida cómo se ve a sí mismo y cómo ve también a los demás.

En esencia, acepta la imagen que su ego tiene de usted y de los demás, o bien la de su yo espiritual.

La primera respuesta a la pregunta antes planteada es: «Si le aporta una sensación de paz, entonces el que está en acción es su yo espiritual ». Su yo superior le impulsa siempre a resolver los conflictos con los que se encuentra, con el fin de que haya sitio en su vida para la serenidad y la armonía. Le insto a que preste muchísima atención a esos sentimientos.

La única paz de su mundo, de su vida personal, es la paz de Dios. Si está viviendo sumido en la agitación, peleándose de forma constante consigo mismo y sintiendo ansiedad, está permitiendo que el ego domine su vida. Si se siente sereno, el ego ha sido desbancado por su yo espiritual.

Pregúntese siempre: «¿Esto me traerá paz o agitación?». Si la respuesta es agitación, ya sea en sus pensamientos como en su mundo físico, debe examinar cómo y por qué está permitiendo que el ego domine su vida. Si la respuesta es paz, sabrá qué hacer y cómo pensar. Y sabe que su yo espiritual está trabajando en su beneficio.


REEMPLAZAR LA AGITACIÓN POR LA PAZ

En todos los momentos de su vida, usted tiene la opción de escoger la paz. Su falso yo se crece en la ansiedad porque cree que eso es lo que necesita para continuar con vida. El ego fomenta pensamientos como éstos: no puedo ser feliz ni sentirme contento; tengo que ser un malvado pecador; si me sintiera en paz me limitaría a vegetar; tengo que fijarme de modo constante en cómo viven y actúan los demás con el fin de valorarme. Este continuo estado de comparación mantiene la agitación con vida.

El ego quiere que esté en un constante estado de agitación para impedirle ser uno con su yo espiritual. Le convence de que si no está siempre con los nervios de punta usted no puede desarrollarse. Pero debe tener presente que la experiencia de esta agitación es una elección que usted ha hecho, al permitir que su falso yo domine su existencia.

Cuando escoge la paz, está dejando entrar a Dios en su vida. En lugar de vegetar, descubrirá que puede estar ocupado, tener un propósito y sentirse contento, tener paz.

Todos ansiamos la placidez de vivir sin agitación ni angustia. Tenemos una sensación de iluminación interna cuando sabemos que estamos dentro de nuestro curso natural, en la senda espiritual. Así pues, ¿por qué a menudo elegimos emociones, pensamientos y creencias que nos apartan de este camino, que agitan nuestra mente, enturbian nuestra percepción y dificultan nuestras relaciones?

Es necesario que examine con cuidado aquellas elecciones que le alejan de la paz, de Dios. Saber que la paz es siempre una opción a nuestro alcance ya es un paso significativo. Esto le ayudará a domar el ego cuando insista en que usted es un ser aislado y especial.

Reemplazar la agitación que tan a menudo escoge es, pues, una simple cuestión de permitir que su yo espiritual se haga cargo en cual - quier circunstancia en la que esté a punto de sumirse en la agitación.

El ego le empujará a la lucha... alejándole de la paz. Usted tiene que estar dispuesto a verlo cuando está a punto de suceder, e invitar a su yo espiritual a que no le permita actuar a su ego.

Me gusta mucho la siguiente cita de A Course in Miracles, que yo veo a propósito del reemplazo del ego: «No hallarás paz excepto la paz de Dios. Acepta este hecho, y ahórrate la agonía de más amargas decepciones, pura desesperación, y sensación de completa impotencia y duda. No busques más. No hay nada más que encontrar que no sea la paz de Dios».

Considere estas profundas palabras mientras lee el resto del presente capítulo. Sólo retenga que, en su interior, siempre tiene esta opción, y que cuando opta por la ansiedad y la agitación está permitiendo que su ego sea quien gobierne. No lo acepte, puede ser la morada de la paz.

Extraído del libro Tus Zonas Sagradas , de W. Dyer

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