¿Cómo reacciona nuestro campo de resonancia ante las noticias y la lectura de la prensa?
Cada información, cada comunicación, cada noticia, influyen en nuestro ADN y dejan una huella en nuestra estructura celular global.
Las noticias no son otra cosa que una colección de comunicaciones negativas. Nos enteramos de noticias sobre el paro, las catástrofes provocadas por las inundaciones y el clima, la crisis energéticas, las quiebras de los bancos, los atentados terroristas, y la posibilidad de ser pronto el objetivo de dichos atentados. Con todo, ésta es sólo una pequeña selección de escenarios de atrocidades, con los cuales noche tras noche las noticias nos envían a la cama. Después de que nos han mostrado las peores cosas junto con las imágenes más inhumanas que hayan podido reunir para nosotros en todo el mundo, el locutor sonríe y nos desea las buenas noches.
¿Qué aspecto puede tener ese tipo de buenas noches?
Las noticias y los periódicos son ahora los mejores proveedores de noticias para atizar y fortalecer los miedos. Gracias a ellos permanecemos en permanente estado de alerta. Y nuestro cuerpo está en un estado constante de tensión. Nos sentimos cada vez más débiles y sin fuerzas y pronto dejamos de tener expectativas.
Cuando nuestra mente se halla cautiva de nuestra energía de miedo, atraemos a nuestra vida más experiencias que confirman nuestros miedos, y recordamos que las características similares se atraen.
A través de nuestros miedos creamos aquello que tememos.
Desde un punto de vista humano, no es tan fácil salirse de este ciclo, porque la activación de las hormonas del estrés reduce también la función de pensar claramente.
Todas las informaciones y pensamientos para la solución de los problemas se elaboran en la parte frontal del cerebro. Allí se halla la sede del entendimiento y de la lógica. La actividad refleja tiene su sede en el cerebro posterior. Para que las hormonas del estrés puedan reaccionar e intervenir muy rápidamente, en en caso de emergencia, se contraen losvasos sanguíneos del cerebro. Entonces ya no podemos pensar de manera clara.
Además, esas mismas hormonas del estrés oprimen el centro del estrés. Esta actividad se halla localizada en la corteza cerebral. Esto significa que: En condiciones de estrés disponemos de una inteligencia disminuida y de una percepción consciente reducida.
En condiciones de estrés ya no podemos pensar claramente ni tomar decisiones con conocimiento de causa. También se nos hace más difícil salir de nuestra energía de miedo y crear un campo de resonancia positivo.
Cuando nos dormimos con miedo y estrés, no sólo nos llevamos esta energía a nuestra conciencia de sueño, sino que la almacenamos también en nuestro pensamiento. En efecto, de acuerdo con lo que las investigaciones sobre el cerebro han descubierto, los contenidos de la memoria se almacenan durante la noche. Esto significa que cuando más próximo esté el sueño al incidente, más interesantemente se grabará en la memoria, es decir, que la energía del miedo se convertirá cada vez más en nuestra única verdad. Así, lo que a primera vista parecía tan inofensivo, acaba teniendo un enorme alcance.
¿Cómo se puede salir otra vez de este ciclo? Sencillamente, apeándonos.
Hagamos la prueba de cómo nos sentimos si nos acostamos durante toda una semana sin ver las
noticias, y tenemos tiempo para encontrar nuestra propia energía positiva.
¿No has comprobado que los políticos poco tiempo antes de las elecciones decisivas atizan los
miedos para luego prometernos que sólo ellos tienen la mejor solución y que no deberíamos
preocuparnos? Lo mismo sucede con el locutor que nos presenta las peores imágenes del mundo y
luego nos desea las buenas noches.
Quizá tú también te deseas las buenas noches. Tu vida está en tus manos, y sólo allí ha de estar.
¿De qué te sirven los maravillosos campos de resonancia que creas si acabas destrozándolos?
Sin embargo, las noticias no son lo único con lo que obstaculizamos de manera incesante nuestra energía del deseo. Analicemos un poco nuestros hábitos:
¿Qué películas vemos preferentemente? ¿Nos gusta ver películas de criminales, de horror o
thrillers?, ¿o preferimos dramas y tragedias? ?Vive nuestro héroe cinematográfico situaciones
desesperadas y enfermedades, la muerte de seres queridos o la ruina económica? Entonces,
recordemos siempre que la industria cinematografica hace todo lo posible para mantener ocupada nuestra mente. Una película realmente buena sólo puede influirnos si causa una profunda impresión en nuestros sentimientos. Cada director y cada guionista no desean otra cosa que alcanzar el mundo
de nuestros sentimientos.
Por eso los productores desembolsan millones, contratan todo un equipo para que descubramos lo que esa película significa para nosotros.
Sin embargo, nuestra comprensión no puede distinguir entre fantasía y realidad. Nuestro
subconsciente almacena estas experiencias en su memoria y elabora las informaciones siguientes según estas nuevas experiencias.
Aparentemente, "solo" permanecemos 90 minutos envueltos en el drama, en la guerra mundial, en
los estragos del hambre, en las batallas por la supervivencia. Si lo hacemos a menudo, entonces nos implicamos en estas cosas mental y emocionalmente. Si vemos de manera repetida películas de este tipo, consideramos noticias o emisiones especiales de grandes desgracias o hambrunas, entonces creamos un enorme campo de resonancia de la escasez, la pobreza, la aflicción, la necesidad y el miedo.
Ocasionalmente -quizá demasiado a menudo- los sentimientos que surgan de todo esto son más
intensos y persistentes que los sentimientos que nacen de nuestros deseos.
Por consiguiente, si de forma repetida leemos libros, en los que se desarrollan dramas, o hay
personas asesinadas, sólo para que podamos sentir una tensión interior o "nos sintamos absorbidos por el libro"; vemos películas que nos llevan a un campo de resonancia que no quisiéramos probar en nuestro propio cuerpo; conocemos noticias de manera profusa e intensiva que nos chocan, o que producen horror, rechazo o repugnancia, entonces creamos, asimismo, en nosotros este campo de resonancia. La ley de la atracción funciona y nosotros nos identificamos cada vez más con aquello que no quisiéramos ser.
Para comprender de manera clara cuán distinta podría ser tu vida, deberías someterte tú y tu cuerpo durante una semana a la influencia de energías favorables.
-Deja que las cosas te vayan bien.
-Lee sólo literatura edificante.
-Mira sólo películas que infundan ánimo.
-Escucha sólo música conmovedora.
-Júntate sólo con personas que te apetezca.
-Escribe cartas llenas de amor.
-Anota tus pensamientos en un diario.
Todas las influencias que te permitas tener influyen en tu campo de resonancia y, además, evocan emociones y sentimientos diversos. Si escuchas una música armoniosa o lees libros edificantes, tu espíritu se volverá esencialmente más pacífico, ligero, sereno y sosegado
Extraído del libro La ley de la Resonancia de Pierre Franckh