...de nuevo se presentaban ante mí, a través del Mensajero David que, al respecto, escribía:
“La mayoría de las personas están tan separadas de sus propios estados de conciencia que no los reconocen, porque se identifican con sus propios estados del ego, o con su denominador común más bajo.” (El Poder contra la fuerza. de D.Hawkins)
A parte de ir comenzando a asimilar los pilares de lo que estaba siendo mi transformación, me llamaba mucho la atención la parte práctica de aquellas enseñanzas. Al igual que con las heridas del alma, tenía ante mí otro juego de espejos donde poder mirarme y referenciarme para entender en qué estado mental ilusorio me encontraba.
En las explicaciones más sencillas se me iban explicando las reglas del juego respecto a cómo uno mismo, en base a sus frecuencias, sube o baja de un estado de conciencia a otro. Así lo comentaba:
“Un estado “elevado” es cualquier estado de conciencia por encima del nivel usual de conciencia de cada uno. Por lo tanto, para una persona que vive en el temor, pasar a la Ira (por ejemplo, rebeldes en barrios marginados del tercer mundo) es un estado “elevado”. El temor se siente por lo menos menor que el Desespero, y el Orgullo se siente mejor que el Temor. La Aceptación es más confortable que el Coraje y el Amor hace que cualquier estado sea comparativamente poco atractivo.”. (El Poder contra la fuerza. de D.Hawkins)
El juego era divertido. Atendiendo al detalle que aparecía en cada estado de conciencia, uno mismo podía ir viendo dónde encajaba más con esa descripción. Por ejemplo: seleccioné un ámbito concreto cómo podía ser mi estado de conciencia con respecto a las relaciones laborales y me resonaba el Coraje, en otro ámbito por ejemplo las relaciones con mi exmujer en un principio hubiera escogido la Ira, pero después del trabajo que estaba realizando con la revisión de las heridas del alma y atendiendo a mi propia responsabilidad y las transformaciones que se iban produciendo en mi mente, sentí que como estado general podría situarme en Aceptación. Y así, paulatinamente fui repasando muchos planos de mi experiencia y con mi libreta y un lápiz fui generando mi propia lista.
Era como una fotografía del momento, incluso como antes mencioné, en algunos casos me daba cuenta de que antes de encontrarme con el Maestro de la Realidad, hubiera seleccionado un estado de nivel más bajo, pero a partir de las cosas que habían ido calando en mi mente, ahora me sentía más identificado con otro nivel más elevado.
Extracto del capítulo XII del Libro "El Maestro de la Realidad")
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en este espacio.
En breve tu comentario será revisado y publicado.