Los maestros de Dios no juzgan. juzgar es ser deshonesto, pues es asumir un papel que no te corresponde. Es imposible juzgar sin engañarse uno a sí mismo. Juzgar implica que te has engañado
con respecto a tus hermanos.
¿Cómo, entonces, no te ibas a haber engañado con respecto a ti mismo?
Juzgar implica falta de confianza, y la confianza sigue siendo la piedra angular de todo el sistema de
pensamiento del Maestro de Dios Si la pierde, todo su aprendizaje se malogra. Sin juicios, todas las cosas son igualmente aceptables, pues en tal caso, ¿quién podría juzgarlas?
Sin juicios, todos los hombres son hermanos, pues en ese caso, ¿quién se encontraría aparte? Juzgar destruye la honestidad y quebranta la confianza. El maestro de Dios no puede juzgar y al mismo tiempo esperar aprender.
UCDM (Manual del Maestro)
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