Por encima de todo quiero ver.
Al reconocer que lo que veo es un reflejo de lo que creo ser, me doy cuenta de que mi mayor necesidad es la visión.
El mundo que veo da testimonio de cuán temerosa es la naturaleza de la imagen que he forjado de mí mismo. Si he de recordar quién soy, es esencial que abandone esta imagen de mí mismo. 5A medida que dicha imagen sea reemplazada por la verdad, se me concederá la visión. 6Y con esta visión contemplaré al mundo y a mí mismo con caridad y con amor.
Por encima de todo quiero ver de otra manera.
El mundo que veo mantiene en vigor la temerosa imagen que he forjado de mí mismo y garantiza su continuidad.
Mientras siga viendo el mundo tal como lo veo ahora, la verdad no podrá alborear en mi conciencia. Dejaré que la puerta que se encuentra detrás de este mundo se abra, para así poder mirar más allá de él al mundo que refleja el Amor de Dios.
UCDM
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