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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

lunes, 20 de noviembre de 2017

CÓMO CORREGIR NUESTRO DISCURSO INTERIOR



Podemos retrotraernos al Antiguo Testamento para encontrar un recordatorio de nuestro diálogo interior. Por ejemplo: «Como pensare un hombre, así será». Solemos aplicar esta idea de convertirnos en lo que pensamos a los pensamientos positivos, es decir, piensa positivamente y obtendrás resultados positivos. Pero el pensamiento también crea trabas que producen resultados negativos. A continuación expongo cuatro maneras de pensar que pueden evitar que intentes conectar con el Espíritu de la intención, universal y creativo.

1. Pensar en lo que te falta en la vida. Para corresponderte con la intención, en primer lugar tienes que sorprenderte en el momento en el que estás pensando en lo que te falta, y entonces trasladarte a la intención. No se trata de lo que me parece que me falta en la vida, sino de lo que tengo firme intención de atraer a mi vida y que se manifieste en ella, sin dudas, sin palabrería, sin explicaciones. Ofrezco varias sugerencias para ayudarte a acabar con la costumbre de centrar tus pensamientos en lo que te falta. 

Juega y establece la correspondencia con la fuerza omnicreadora:

No correspondencia: No tengo suficiente dinero.
Correspondencia: Tengo intención de atraer una abundancia ilimitada a mi vida.

No correspondencia: Mi pareja es un cascarrabias y un aburrido.
Correspondencia; Tengo intención de centrar mis pensamientos en lo que me gusta de mi pareja.

No correspondencia; No soy tan atractivo como me gustaría ser.
Correspondencia: Soy perfecto a los ojos de Díos, una manifestación divina del proceso de la creación.

No correspondencia: No tengo vitalidad y energía suficientes.
Correspondencia: Formo parte del flujo y reflujo de la ilimitada Fuente de la vida entera.

No se trata de un juego de afirmaciones vacías. Es una forma de corresponderte con la fuerza de la intención y de reconocer que lo que piensas se expande. Si te pasas todo el tiempo pensando en lo que te falta, eso es lo que se expande en tu vida. Escucha tu diálogo interior y establece una correspondencia de tus pensamientos con lo que deseas y tienes intención de crear.

2. Pensar en las circunstancias de tu vida. Si no te gustan algunas circunstancias de tu vida, no pienses en ellas en ningún momento. En este juego de la correspondencia puede parecerte una paradoja, pues quieres corresponderte con el Espíritu de la creación. Debes entrenar tu imaginación (que es la mente universal que funciona a través de ti) para pasar de lo que no quieres a lo que quieres. Toda esa energía mental que dedicas a quejarte, a cualquiera dispuesto a escucharte, de lo que es, atrae como un imán a tu vida más de eso que es. Tú y solo tú puedes vencer ese impedimento porque tú lo has interpuesto en el camino hacia la intención. Cambia tu discurso interior a lo que intentas que sean las nuevas circunstancias de tu vida. Ejercítate en pensar desde el fin participando en el concurso de las correspondencias y volviendo a ajustarte al campo de la intención.

He aquí algunos ejemplos de no correspondencia y correspondencia en el diálogo interior sobre las circunstancias de tu vida:

No correspondencia: Detesto la casa en la que vivimos. Me pone los pelos de punta.
Correspondencia: Veo mentalmente nuestra nueva casa, y tengo intención de vivir en ella dentro de seis meses.

No correspondencia: Cuando me miro al espejo, me horroriza ser miope y gordo.
Correspondencia: Voy a colocar este dibujo de cómo tengo intención de aparecer en el espejo.

No correspondencia: Me desagrada el trabajo que hago y el hecho de que no me valoren.
Correspondencia: Seguiré mis impulsos intuitivos internos para crear el trabajo o el empleo de mis sueños.

No correspondencia: Detesto estar enfermo con tanta frecuencia y resfriarme continuamente.
Correspondencia: Soy la salud divina. Tengo intención de actuar saludablemente y atraer la fuerza que fortalezca mi sistema inmunoíógíco de todas las maneras posibles.

Debes aprender a asumir la responsabilidad de las circunstancias de tu vida sin ningún tipo de culpabilidad. Las circunstancias de tu vida no son como son por una deuda kármica ni porque estés recibiendo un castigo. Las circunstancias de tu vida, incluyendo la salud, son tuyas. Se han puesto de manifiesto en tu vida, y tienes que asumir que tú has participado en todo el asunto. Tu discurso interno es única y exclusivamente creación tuya, responsable de atraer más circunstancias que tú no deseas. Conéctate con la intención, sírvete de tu discurso interior para mantenerte centrado en lo que intentas crear y verás como recuperas el poder de tu Fuente.

3. Pensar en lo que siempre ha sido. Cuando tu discurso interior se centra en cómo han sido siempre las cosas, actúas en consecuencia con tus pensamientos sobre lo que siempre ha sido, y la fuerza universal y omnicreadora sigue repartiendo lo que siempre ha sido. ¿Por qué? Porque tu Imaginación forma parte de aquello que de la imaginación te trajo a la existencia. Es la fuerza de la creación, y la estás utilizando en tu contra con tu discurso ulterior.

Imagina que el Espíritu absoluto piensa de la siguiente manera: «No puedo crear más vida porque en el pasado no me han funcionado las cosas. ¡Ha habido tantos errores en el pasado que no puedo dejar de pensar en ellos!», ¿Cuánta creación crees que podría haber si el Espíritu pensara así? ¿Cómo vas a conectarte con la fuerza de la intención si tus pensamientos, que son responsables de tu intención, se centran en todo lo que ha ocurrido antes, que tú aborreces? La respuesta es evidente, como lo es la solución. Cambia de marcha y obsérvate cuando estás centrándote en lo que siempre ha sido y traslada tu discurso interior a lo que tienes intención de manifestar. En este concurso obtendrás puntos si estás en el equipo del Espíritu absoluto.

No correspondencia; Siempre he sido pobre. En mi infancia todo eran necesidades.
Correspondencia; Tengo intención de atraer la riqueza y la prosperidad con una abundancia ilimitada.

No correspondencia: Siempre nos hemos peleado en nuestra relación.
Correspondencia; Me voy a esforzar por ser pacífico y no consentir que nadie me hunda.

No correspondencia; Mis hijos nunca me han mostrado respeto.
Correspondencia: Tengo la intención de enseñar a mis hijos a respetar la vida entera, y yo los trataré de la misma manera.

No correspondencia: No puedo evitar sentirme así. Es mi carácter, y siempre he sido así.
Correspondencia: Soy una creación divina, capaz de pensar como mi Creador. Tengo intención de sustituir los sentimientos de impotencia por el amor y la bondad. Es mi decisión.

Los puntos de la «correspondencia» reflejan una relación de comunicación con el Espíritu creador. Los de la «no correspondencia» representan las interferencias que te has inventado para evitar corresponderte con la intención. Todo pensamiento que te haga retroceder es un impedimento para que manifiestes tus deseos. Las personas con un funcionamiento más elevado comprenden que, si no tienes una historia, no tienes que vivir de acuerdo con ella. Líbrate de cualesquiera partes de tu historia que te mantengan centrado en lo que siempre ha sido.

4. Pensar en lo que «ellos» quieren para ti. Probablemente tengas una larga lista de personas, en su mayoría familiares, con arraigadas ideas sobre lo que deberías hacer, lo que deberías pensar y qué religión tener, dónde deberías vivir, cómo planear tu vida y cuánto tiempo deberías pasar con ellos, sobre todo en ocasiones especiales y en las vacaciones. Menos mal que en nuestra definición de la amistad se excluyen la manipulación y la culpabilidad que con tanta frecuencia tenemos que soportar con la familia.

Con el diálogo interior que se autocompadece de las expectativas y las manipulaciones de los demás, ten por seguro que seguirá afluyendo a tu vida esa clase de comportamiento. Si tus pensamientos se centran en lo que los demás esperan de ti, aunque desprecies esas expectativas, continuarás actuando según lo que quieren y esperan para tí y atrayéndolo. Eliminar el obstáculo significa decidir cambiar tu discurso interior hacia lo que te propones crear y atraer en tu vida. Debes hacerlo con un propósito inquebrantable y el compromiso de no prestar tu energía mental a lo que los demás piensen sobre cómo tienes que vivir tu vida. Al principio podrá parecerte una ardua tarea, pero agradecerás el cambio cuando lo consigas. Acostúmbrate a pararte cuando te asalta un pensamiento sobre lo que quieren los demás de ti y a preguntarte: «¿Se corresponden estas expectativas con las mías?». Si no es así, sencillamente ríete de lo absurdo que es preocuparte o sentirte frustrado por las expectativas de los demás sobre tu propia vida. Es una forma de correspondencia y de hacerte impermeable a las críticas de los demás, al tiempo que pones fin a la insidiosa costumbre de atraer a tu vida lo que no deseas.

Pero la compensación consiste en que, como esos críticos se dan cuenta de que sus juicios y críticas son inútiles, abandonarán. Y tú saldrás ganando por partida doble, al dejar de pensar en lo que los demás quieren o esperan de ti y centrarte en cómo quieres vivir tu vida. He aquí unos ejemplos para ganar el juego:

No correspondencia: Estoy harto de mí familia. No me comprenden, y nunca me han comprendido ,
Correspondencia: Quiero a mi familia. No ven las cosas como yo, pero no espero que lo hagan. Estoy totalmente centrado en mis intenciones, y les doy amor.

No correspondencia: Ya no sé qué hacer para complacer a todos.
Correspondencia; Tengo un propósito y hago lo que me comprometí a hacer en esta vida.

Sin correspondencia: Me siento tan infravalorado por las personas para las que trabajo que a veces siento ganas de llorar.
Correspondencia; Hago lo que hago porque es mi objetivo y mi destino.

Sin correspondencia: Por mucho que haga o diga, parece que no puedo ganar.
Correspondencia: Hago lo que mi corazón me díce que haga, con amor, bondad y belleza.



Extraído del libro El Poder de la Intención de W. Dyer

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