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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

jueves, 23 de noviembre de 2017

SÉ PACIFICADOR


Piensa en la paz. 

Recuerda: te conviertes en aquello en lo que piensas. ¿Con cuánta frecuencia llenas tu mente de pensamientos de no paz? ¿Cuántas veces al día dices en voz alta lo terrible que es el mundo, lo violentos que nos hemos vuelto todos, lo despreocupados que parecemos ser, lo racistas que somos, lo poco que el gobierno se preocupa por nosotros? Todos estos pensamientos y su expresión indican que estás atrapado en una mente no pacífica y, por tanto, en un mundo no pacífico. Cada vez que te lamentas de los horrores del mundo, o escuchas las noticias de todo lo que está mal, o lees artículos que explotan los hechos desagradables de ia vida de otras personas, estás siguiendo el condicionamiento que te aleja de ser un instrumento de tu paz.

Cuando recuerdas que por cada acto de maldad hay mil actos de bondad, vuelves a poner tus pensamientos en paz. Cuando interrumpes a alguien que te está contando otra historia de un desastre y sacas un tema más agradable, te conviertes en un instrumento de paz. Cuando dejas de pensar en las mismas es-cenas, con nuevos personajes, referentes a accidentes, crímenes, pobreza, malos tratos y desastres de toda clase y te dispones a hacer desaparecer estas cosas de tu mente te conviertes en un instrumento de paz. Utiliza tu mente para pensar en la paz, porque la paz es el estado natural del hombre y el mal, la guerra y el odio son su desgracia.

 Sé pacificador. Cada día tienes muchas oportunidades de ser pacificador. San Francisco escribió: «Pues al dar recibimos». Si das paz recibirás paz, y cuando estás en paz, todos tus problemas se disuelven. Al hacerte pacificador literalmente te estás dando a ti mismo un remedio para prácticamente todos tus momentos de ansiedad. Hoy, permanece alerta a toda oportunidad de ser pacificador.

Esta misma mañana, mientras me hallaba en la gasolinera esperando a llenar el depósito de mi coche, vi que el cajero estaba siendo descortés con un joven que no entendía cómo funcionaba el lavado de coches automático que costaba tres dólares. El cajero atacaba verbalmente al adolescente que pedía que le devolvieran el dinero, a lo que el cajero se negaba obstinadamente. Además, era evidente que el joven no hablaba inglés y no entendía lo que le decían, y mucho menos por qué lo insultaban de aquella manera. Al ver a ese adolescente perplejo, he visto una oportunidad de hacer de pacificador. He rodeado al joven por los hombros y he salido fuera con él para enseñarle cómo funcionaba la máquina, lo que le ha hecho sonreír por primera vez desde que empezó el incidente.

En un solo día tuve diez o doce oportunidades de hacer de pacificador. Y cada vez que aprovecho esta oportunidad me convierto en un instrumento de paz, al tiempo que doy energía espiritual a mi vida, lo que me permite estar libre de problemas en esos momentos. Sé hoy mismo pacificador, en lugar de esperar que la paz te venga de fuera. Verdaderamente, al dar paz la recibirás.

Extraído del libro La Fuerza del Espíritu de W. Dyer

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