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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

viernes, 17 de noviembre de 2017

ORGULLO Y OSTENTACIÓN




Debido a que el orgullo es a veces visto como un factor de motivación del logro, ¿cuál sería un sustituto de más elevado nivel? Una respuesta sería la alegría. ¿Qué hay de malo en la alegría como recompensa por el logro del éxito, en lugar del orgullo? El orgullo lleva consigo el deseo de reconocimiento por parte de los demás y, en consecuencia, existe la vulnerabilidad de la ira y la decepción si este no llega en algún momento. Si logramos un objetivo determinado por el placer, el goce, el amor de la realización, y la alegría interior que trae a nosotros, somos invulnerables a la reacción de los demás.

Podemos reconocer nuestra propensión al dolor al observar el tipo de reacciones que esperamos provocar en los demás por nuestras elecciones y comportamientos. Esto incluye gestos, expresiones, estilo de vestir, el tipo de bienes que elegimos, el nombre de la marca de coche que conducimos, el tipo de casa que tenemos, la dirección en la que vivimos, las escuelas a las que hemos asistido o las que asisten nuestros hijos, o las marcas de los productos que compramos.

De hecho, si nos fijamos en nuestra sociedad actual, vemos hasta qué grado esta absurda arrogancia ha tenido lugar. Las etiquetas se colocan ahora en el exterior de muchas prendas y artículos personales. No han alcanzado aún a las palas y los rastrillos, ¡pero podría tarde o temprano! Nadie ha pensado todavía en ello, pero podríamos llevar a todas partes rastrillos y palas ostentosamente con nombres de diseñadores estampados en ellas.

Esto apunta a otro de los inconvenientes del orgullo: nos expone a ser fácilmente explotados. El orgullo significa que podemos ser manipulados con gran facilidad. A cambio de algo absurdo, una gran cantidad de dinero sale de nuestros bolsillos. 

La situación es actualmente cómica cuando las personas se enorgullecen de lo mucho que han sido explotados. Es un símbolo actual de estatus en ciertos círculos alardear de cuánto se ha pagado por ciertas cosas. Cuando eliminamos el glamour por ello, podríamos decir que la persona fue una especie de estúpido. Realmente les pillaron o fueron ingenuos y no sabían lo que hacían.

El orgullo del esnobismo es probablemente el más arrogante de todos.

¿La ostentación realmente impresiona? En realidad, no. La respuesta que vemos es la de fascinación. La gente obtiene un ataque de glamour superficial, pero en el fondo realmente no lo respetan, porque saben lo que realmente es. Cuando nos conformamos con la arrogancia de la ostentación, no impresionamos a nadie.

Extraído del libro Dejar ir: el arte de la entrega , del Dr. D Hawkins

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