Pierde el tiempo hoy,
y mañana será igual y pasado aún peor.
Cada indecisión conlleva sus propios retrasos
y los días se pierden lamentando el tiempo perdido.
¿Estás decidido? Pues no dejes escapar el presente,
la audacia es genialidad, poder y magia en sí misma.
Basta con que te comprometas y la mente se enardecerá,
¡empieza ya y se realizará el trabajo!
Johann Wolfgang von GOETHE (1749-1832)
Fausto
Johann Wolfgang von Goethe es universalmente reconocido como uno de los grandes gigantes de la creatividad en un sorprendente número de campos. Fue la materialización de lo que consideramos una personalidad humanista. No sólo tuvo una posición reconocida como dramaturgo, novelista, poeta, periodista, pintor, político, educador y filósofo naturalista. Los éxitos que consiguió en sus ochenta y dos años de vida pueden catalogarse de olímpicos y entre ellos se incluyen ciento treinta y tres grandes volúmenes, de los cuales trece son científicos. Escribió prodigiosamente sobre temas variados en sus cuentos de hadas, novelas y obras históricas, y culminó el trabajo de su vida con Fausto, una de las piezas maestras de la literatura moderna.
El mensaje que Goethe nos transmite en nuestros días no se encuentra en su voluminosa obra, sino en el modo en que vivió.
Dedicado a multiplicidad de metas y dispuesto a gozar al máximo de todas sus actividades, demostró su voluntad de vivir una vida plena y resplandeciente. Goethe, hombre con una enorme energía creativa, estaba gloriosamente vivo. Mucho podemos aprender si dejamos que su grandeza nos guíe en nuestro mundo de hoy.
Este fragmento de Fausto es uno de los pasajes más citados de la literatura de autoayuda. Probablemente habrás oído o leído la sexta línea: «La audacia es genialidad, poder y magia en sí misma». Se ha citado en muchos libros, incluyendo uno que yo mismo escribí hace más de veinte años. En esta recopilación, en la que analizo lo que nos han transmitido a través de sus escritos sesenta de las mentes más sabias y creativas de todos los tiempos, he querido incluir este sexto verso sobre la genialidad en el contexto de todo el poema.
Mientras trabajaba en este libro, a medida que iba avanzando diariamente leía a mi editora el material por teléfono. Cada día me decía algo como: «¡Wayne, eres sorprendente! No sé cómo puedes crear un material tan bueno todos los días. No sólo creas o escribes. Primero lees e investigas y luego describes creativamente lo que has asimilado de estos filósofos y poetas. ¡Consigues inspirarme!». Yo sonreía interiormente por el cumplido y le respondía que no había ningún secreto. Para lograr una creatividad coherente, la solución se encuentra en la última línea de «Pierde el tiempo hoy»: «Empieza ya y se realizará el trabajo».
Si elijo malgastar el día presente, lo perderé y mañana será igual, y al final acabaré lamentándome por todos los días perdidos.
Cuando Goethe pregunta: «¿Estás decidido?», yo respondo: «Sí, lo estoy» y «No dejo escapar el presente». Pongo en práctica este valioso consejo de un hombre que llenó sus ochenta y dos años con grandes éxitos en diversos campos.
No te pases el día pensando que tienes que acabar un proyecto o en lo desbordante que pueda parecer una tarea. Empieza y hazlo. Tanto si se trata de escribir una carta o de hacer una llamada telefónica, deja ahora mismo este libro y aprovecha el momento.
Haz algo más que empezar. Pon una marca en este punto del libro y, cuando hayas iniciado un proyecto, vuelve a la lectura. Lo que descubrirás es el significado de: «La audacia es genialidad, poder y magia en sí misma».
La famosa observación de Thomas Edison: «La genialidad es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor», habla de aprender a aprovechar el momento. Ese uno por ciento es el reconocimiento de tus pensamientos y sentimientos.
Para concretar el genio que hay en ti, has de empezar a poner en práctica tu inspiración. A mi editora le digo que mi «secreto» para escribir este libro y hacer todo el trabajo que conlleva en las fechas acordadas es que todos los días sin excepción, a una hora concreta, independientemente de cuántas interrupciones pueda tener o de las razones para hacer otra cosa, empiezo el siguiente ensayo. No me propongo terminarlo, sólo empezarlo.
Y ¡quién lo iba a decir!, esa audacia realmente tiene genialidad, poder y magia, porque una vez he empezado a leer, a investigar y a escribir la primera frase, descubro que el trabajo se las arregla para completarse solo. Así me ha sucedido siempre.
Te sugiero que pongas copias de «Pierde el tiempo hoy» en los lugares que frecuentes cuando tratas de evitar una tarea. Te recordará los aspectos creativos de tu vida en los que no das ese atrevido paso de empezar. El rechazo a comprometerte es lo que te bloquea y no deja que tu mente se estimule. La tendencia a posponer, a dejar las cosas para después, hace que pierdas el momento presente, el ahora. Esta valiosa técnica de empezar me ayuda a finalizar estos escritos que tanto adoro, a aprovechar el momento y a empezar a activar otras facetas de mi vida que me proporcionan el mismo placer, la misma sensación de plenitud y de equilibrio.
En lugar de hablar con mi esposa de un hipotético futuro en el que podremos salir y disfrutar de nuestra mutua compañía, recuerdo siempre el poder de la audacia, y que comprometerse estimula la mente y el cuerpo. Entonces digo: «Ya hemos hablado bastante, vamos a hacer la reserva ahora mismo. Lo apunto en el calendario y vamos a hacer que suceda». Siempre es así cuando actuamos en contra de esa tendencia a perder el tiempo. Así mismo, hemos creado muchas actividades familiares, porque ambos hemos dejado de perder el tiempo y hemos hecho que las cosas ocurran. ¡Ahora!
Este valor para actuar con audacia nos lo transmite un hombre extraordinariamente audaz y altamente realizado. Lee cuidadosamente las animosas palabras de Goethe y aplícalas en tu vida para hacer que lo que tienes en tu mente pase del reino de tus pensamientos al mundo material de tu realidad inmediata. Empieza y observa la magia en acción.
Extraído del libro La Sabiduría de todos los tiempos, de W.Dyer
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