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Blog del eBook El Maestro de la Realidad

sábado, 9 de septiembre de 2017

LA INOCENCIA



“Ustedes nacieron en estado de inocencia. De todos los ingredientes empleados por los alquimistas, éste es el más importante. Un recién nacido no cuestiona su existencia; vive en la aceptación de sí mismo, en la confianza y el amor. No escucha todavía la voz insistente de la duda.

“Al mirar los ojos de un bebé, vemos en ellos muy poca individualidad. La pregunta de ¿Quién soy? carece de significado para el infante. Lo que brilla a través de sus ojos es la consciencia misma, la fuente de toda sabiduría. El bebé llega al mundo a partir de la fuente misma de la vida y se desprende de ella gradualmente.

Durante un tiempo, permanece inmerso en la eternidad. No tiene noción del pasado o del futuro, sólo de un presente en desarrollo. Eso es lo que significa vivir en la eternidad, ¿porque qué es lo eterno sino el momento presente que se renueva a sí mismo constantemente? El bebé ya disfruta de la promesa misma del Grial — la vida eterna — porque vivir fuera del tiempo es el secreto de la inmortalidad”.

“Si eso es cierto”, dijo gravemente Galahad, “entonces, ¿porqué no somos todos inmortales desde el nacimiento?”

“A causa de las semillas y las tendencias”, replicó Merlín. “Todos los bebés tienden a pasar del mundo eterno al mundo de las horas, los días y los años, del silencio del mundo interior a la actividad del mundo exterior, de la contemplación de sí mismos a la contemplación de todas las cosas fascinantes que los rodean. Basta con observar a un recién nacido durante sus primeras semanas de vida. Poco a poco fija su atención sobre este asombroso mundo nuevo en el cual se encuentra. Y así comienza la alquimia, la transformación constante que se esconderá bajo cada respiración durante los años por venir.

“Un bebé no es un ángel — su pureza dura poco. Por dentro, el bebé siente las primeras punzadas de la ira y el temor, la desconfianza y la duda. A medida que el bebé sale de su estado de inocencia, entra en un mundo más duro, de heridas y golpes. Surgen deseos que no satisface inmediatamente; experimenta el dolor por primera vez.

“Ustedes los mortales llaman a esto la pérdida de la gracia, pero se equivocan. La gracia opera en cada paso de la existencia humana, aunque no lo reconozcan debido a su limitada percepción”.

“¿En qué se parece esta triste historia a la alquimia?”, preguntó Percival, roído todavía por la duda.

“En que a toda hora está en funcionamiento una magia oculta”, dijo Merlín. “El bebé realmente no pierde su inocencia original a medida que crece. Lo que sucede es algo todavía más misterioso. La inocencia permanece intacta en un estado de pureza e integridad que ustedes sencillamente olvidan. Ahora viven en fragmentos.

Para ustedes, el mundo es limitado; su identidad está encerrada entre las experiencias individuales y los recuerdos acumulados.

“Al olvidar la unidad aparentemente perdieron de vista lo que son, pero eso es una ilusión. Aunque no actúan o sienten como recién nacidos, la esencia permanece. De hecho, la integridad no se puede fragmentar; la falsedad no puede dañar a la verdad. La pérdida de la inocencia fue un suceso real que, al mismo tiempo, carece de realidad. Las fuerzas de la alquimia operan detrás de lo que ustedes pueden ver, oír o tocar”.

“¿Cómo puedo saber que la inocencia está realmente allí?” preguntó Galahad.

“Si deseas entrar en contacto con la inocencia que vive dentro de ti, toma nota de las características del infante: está alerta, es curioso, se maravilla, está seguro de que es deseado en esta tierra, siente que vive en la paz perfecta de la eternidad. Todos los bebés sienten estas cosas”.

Extraído del libro El Sendero del Mago de D. Chopra

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